MANSOURA, Egipto (AP) — En el desierto occidental de Egipto se ha desenterrado un esqueleto, conservado durante años gracias a su antigua arena. Pero a diferencia de la mayoría de estos hallazgos, no se trata de una momia, sino de un dinosaurio.
Investigadores de la Universidad Mansoura, en el Delta del Nilo, descubrieron una nueva especie de herbívoro de cuello largo, que tiene el tamaño aproximado de un autobús urbano y podría ser el detonante para otros hallazgos de dinosaurios en el desierto.
“Como en cualquier ecosistema, si fuéramos a la selva encontraríamos un león y una jirafa. De modo que encontramos una jirafa, ¿dónde está el león?”, explicó Hesham Sallam, director del equipo de excavación y responsable del Centro de Paleontología de Vertebrados de la Universidad de Mansoura.
El descubrimiento se anunció el 29 de enero con un artículo en la revista Nature Ecology & Evolution firmado por Sallam, junto con otros cuatro investigadores egipcios y cinco estadounidenses.
Los expertos creen que el hallazgo es un hito que podría arrojar luz sobre un periodo especialmente desconocido de la historia del continente africano, los aproximadamente 30 millones de años anteriores a la extinción de los dinosaurios, hace entre 70 u 80 millones de años.
El ejemplar, bautizado como “Mansourasaurus Shahinae” por el nombre de la universidad y uno de los fundadores del departamento de paleontología, es el único dinosaurio de esa época encontrado en África, y podría incluso ser de un género inédito.
Aunque Egipto tiene una larga historia de arqueología, la paleontología no ha disfrutado de la misma popularidad, ni del mismo éxito.
En 1911, el paleontólogo alemán Ernst Stromer dirigió una expedición al oasis de Bahriya, también en el desierto occidental egipcio. Allí descubrió cuatro especies de dinosaurios, incluido un depredador de una clase conocida como Spinosaurus, todos del periodo Cretácico. Pero todos sus hallazgos se perdieron en el bombardeo aliado del Museo de Múnich durante la Segunda Guerra Mundial.
Ahora hay esperanzas de que el nuevo descubrimiento pueda suponer más financiamiento para la paleontología en Egipto y para estudios ya iniciados, indicó Sallam. Pero de lo que más orgulloso está, señaló, es de convertir la ciencia en algo real para gente que por lo demás no está muy expuesta a ella.
“Quiero decir, hemos hecho que el egipcio medio, o el árabe medio, hable de dinosaurios”, señaló.