Unos pequeños calambrazos en el lóbulo temporal, justo en la zona entre las orejas y las sienes, mejoran la memoria verbal a corto plazo de quien los sufre. Ese es el hallazgo de especialistas de la Clínica Mayo de Estados Unidos que acaban de publicar sus conclusiones en la revista Brain.
Los participantes en el experimento recordaban más palabras de una lista que se les mostraba previamente si hacían el esfuerzo de traerlas a la mente justo después de recibir una corriente de baja intensidad en la referida zona cerebral. Uno de ellos declaró que era como si resultara más fácil representarse las imágenes correspondientes a los distintos términos.
Hacerle cosquillas al cerebro
Michal Kucewicz, investigador del departamento de Neurología de la Clínica Mayo y coautor del trabajo, hace una analogía para describir el experimento: “Es como hacerle cosquillas al cerebro. Es emocionante haber descubierto que la memoria del lenguaje mejora con la estimulación directa de esta zona poco estudiada”.
La prueba se hizo con 22 pacientes epilépticos a los que se estaba evaluando para someterlos a cirugías que acabaran con sus convulsiones. Las personas con epilepsia sufren a menudo problemas de memoria a causa de su dolencia, y a menudo se les implantan electrodos en el cerebro para medir sus ataques y averiguar dónde operar. La combinación de los dos factores convertía a estos individuos en las cobayas ideales, aunque todos dieron su consentimiento, como es lógico.
En el experimento, los pacientes leían una lista de palabras que se mostraba en una pantalla de ordenador. Simultáneamente, a través de los electrodos se les administraban pequeñas corrientes eléctricas. Después, se les pedía que recordaran los términos en el orden que quisieran.
Resultado: de los 22 sujetos, solo los cuatro a los que se les aplicaron corrientes en el lóbulo temporal mejoraron sus resultados memorísticos.
Esperanza para los problemas de memoria
Jamie Van Gompel, neurocirujano de la Clínica Mayo y uno de los autores del estudio, cree que “este descubrimiento podría llevar al desarrollo de dispositivos de estimulación que mejoraran problemas cognitivos y de memoria”, aunque como sus colegas, reconoce que las características tan específicas del estudio exigen prudencia a la hora de valorar su importancia: se ha hecho con epilépticos –personas que a menudo sufren déficits memorísticos– medicados con fármacos que pueden afectar a los resultados.
Sin embargo, hay motivos para la esperanza. Muchas enfermedades cerebrales afectan a la memoria, y las terapias y medicaciones suelen tener una efectividad limitada. El uso de la electroestimulación, habitual en neurología, ha sido poco estudiado en relación a sus efectos en la capacidad de recordar, y está deparando sorpresas. En octubre de 2017, neurocientíficos de la Escuela de Medicina David Geffen de la Universidad de California en Los Ángeles descubrieron que la electroestimulación cerebral de baja intensidad mejoraba la capacidad de personas epilépticas para reconocer caras entre otras muy similares.