El gran eclipse solar total que tuvo lugar el 21 de agosto del 2017 y que fue visto en 14 estados estadounidenses dejó 'olas de proa' en las atmósfera de la Tierra, parecidas a las olas generadas por los buques que atraviesan aguas a alta velocidad, según un estudio publicado en la revista Geophysical Research Letters.
Científicos estadounidense y noruegos usaron 2.000 sensores dispersados por el territorio norteamericano que recibieron datos por satélite durante el eclipse, pudiendo detectar por primera vez este efecto, aunque de forma muy débil. Se trata de un "fenomeno" que existía en la teoría, pero que jamás pudo ser observado, explica al portal Gizmodo uno de los autores del estudio Shun-Rong Zhang, del Instituto Tecnológico de Massachusetts.
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Las 'ondas de proa' ionosféricas
La sombra que deja la Luna al interponerse entre la Tierra y el Sol causa la reducción de energía solar en varias capas de la atmósfera terrestre. Pero, además, resulta que esta sombra que se mueve con una velocidad supersónica de 280 metros por segundo deja 'olas de proa' en la ionosfera, una capa de atmósfera llena de partículas cargadas eléctricamente.
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Los 2.000 sensores revelaron ondas atmosféricas sobre las partes central y oriental de EE.UU., que duraron aproximadamente una hora tras el eclipse del 21 de agosto. Se trata de "la primera evidencia inequívoca de las ondas de proa ionosféricas", informa el estudio.
No obstante, este efecto no es peligroso, en comparación con los fenómenos derivados del clima espacial, que, como ocurre con las fulguraciones solares, son capaces de afectar a los dispositivos eléctricos en la Tierra, advierte Shun-Rong Zhang.