Un nuevo estudio de una calavera hallada en Dali, en la provincia Shaanxi de China, cambia completamente la historia de la especie humana. Los expertos que estudiaron el cráneo de 260.000 años, similar a los más antiguos que se conocen y que se encontraron en Marruecos en junio de 2017, creen que la humanidad no desciende de los ancestros africanos, como se suponía, ya que el ADN del Homo sapiens también se halla en la pieza asiática.
Es decir que el hombre moderno tiene raíces tanto en Asia como en África, destaca Infobae.
"Si solo hubiéramos encontrado los cráneos de Marruecos, y no el de Dali, tendría sentido seguir creyendo que los humanos modernos evolucionamos desde África", dijo a New Scientist Sheela Athreya, profesor de Antropología en la Universidad A&M de Texas. "Pero las similitudes muestran que los primeros humanos modernos pueden no haber estado aislados genéticamente de otras partes del mundo, como lo que hoy llamamos China".
La corriente genética, dijo la experta, "podría haber sido multidireccional, de manera tal que algunos de los rasgos que se ven en Europa y en África podrían haberse originado en Asia".
El fósil que trastoca de manera radical la creencia científica predominante sobre el origen de la especie humana fue hallado en 1978. Era tan antiguo que los primeros investigadores que trabajaron en él no pensaron que pudiera compartir características con el Homo sapiens. Tiene más de un cuarto de milenio y pertenece a la especie homínida antigua de los Homo erectus.
Xinzhi Wu, de la Academia de Ciencias China con sede en Beijing, no estaba convencido de la concepción dominante.
El distinguido paleoantropólogo siempre creyó que, debido al parecido físico extraordinario que permitía comprender el perfecto estado de la cavidad del cerebro y la estructura facial del fósil de Dali, debía existir una herencia compartida del Homo erectus al Homo sapiens que se pudiera rastrear allí.
Y luego de décadas de rechazo académico, lo probó junto con Athreya.
El nuevo análisis de los investigadores, que comparó las calaveras más antiguas del mundo, comprobó que la historia evolución humana tiene raíces tanto en África como en Asia. Su hipótesis principal indica que ciertas características que hoy asociamos con el Homo sapiens moderno en realidad se desarrollaron en el este de Asia, y luego llegaron a África mediante las migraciones por Eurasia.
Aunque todavía es necesario hacer comparaciones más profundas entre el cráneo de Dali y los de Marruecos, "en un sentido real estamos hablando de una población multirregional, conectada de forma recurrente por la migración y los intercambios genéticos", dijo a New Scientist John Hawks, de la Universidad de Wisconsin-Madison.