Este año el agujero de la capa de ozono que se encuentra sobre la Antártida ha disminuido hasta sus extensiones mínimas, registradas por última vez en 1988, ha informado la NASA en un comunicado.
Su punto máximo en lo que va de este año lo alcanzó el 11 de septiembre, con una superficie que cubría un área aproximadamente 2,5 mayor que EE.UU. Luego disminuyó durante el resto de septiembre y octubre.
La disminución excepcional del agujero de la capa de ozono se debe a las condiciones climáticas en la estratosfera antártica, ha indicado Paul A. Newman, científico en jefe de Ciencias de la Tierra en el Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA (Greenbelt, Maryland).
Su superficie ha sido influenciada por un cálido vórtice antártico: el sistema estratosférico de baja presión que gira en sentido horario en la atmósfera sobre la Antártida. Estos fluidos, por su temperatura más cálida de lo habitual, ayudaron a minimizar la formación de nubes estratosféricas polares en la estratosfera inferior.
Precisamente la formación y persistencia de estas nubes son los primeros pasos importantes que conducen a reacciones químicas catalizadas por el cloro y el bromo que destruyen el ozono. Las actuales condiciones antárticas se parecen a las del Ártico, donde el agotamiento de la capa de ozono, que protege al planeta de la radiación, es mucho menos severo.
Además, como otra causa de la recuperación de la capa protectora de Tierra los científicos destacaron los esfuerzos para disminuir las emisiones a la atmósfera de sustancias que perjudican el estado de esa barrera. Estas actividades se llevan a cabo desde el año 1987, cuando se firmó el Protocolo de Montreal que prohíbe el uso de químicos como los clorofluorocarbonos (CFC), extremadamente dañinos para la capa de ozono.