Los chinches son lo peor. Miles personas han visto su vida patas arriba por culpa de esta plaga cada vez más común de insectos chupasangre que además dejan picazón. Afortunadamente, no son vectores de enfermedades, pero nadie quiere compartir cama con un compañero así.
Los científicos han notado un incremento en las poblaciones de chinches de todo el mundo, en gran parte debido al aumento de los viajes internacionales. Pero un grupo de investigadores quería saber cómo se las han arreglado estos insectos para pasearse por el mundo, y cómo podemos prevenir la propagación. Resulta que la respuesta se encuentra parcialmente en la ropa sucia de tu bolsa de viaje, según informa Gizmodo.
“Hay un montón de buenos estudios por ahí que se centran en entender por qué las chinches se sienten atraídas por los seres humanos y cómo se mueven por los bloques de apartamentos, pero en realidad nadie ha hablado de cómo entran en la casa en primer lugar”, explica a Gizmodo William Hentley, entomólogo de la universidad de Sheffield en el Reino Unido y uno de los autores del estudio. “Hacer que la gente deje de traer chinches consigo a casa puede ser un gran paso en la prevención de su propagación en todo el mundo”.
Los científicos ya saben que el olor humano atrae a las chinches, pero no qué sustancias químicas del olor específicamente. Para el estudio más reciente, los investigadores prepararon un dormitorio con bolsas de ropa que contenían ropa limpia y sucia; no había humanos en la habitación. Las criaturas eran “dos veces más propensas a meterse en bolsas que contenían ropa sucia en comparación con las bolsas que contenían ropa limpia”, según el artículo publicado hoy en la revista Scientific Reports. Contrariamente a la hipótesis de los investigadores, la cantidad de dióxido de carbono en la habitación no afectó los resultados: la fuente de CO2 representaría un ser humano, ya que algunos insectos como los mosquitos son atraídos específicamente por el dióxido de carbono que exhalan.
Estos resultados fueron suficientes para convencer a los investigadores de que las chinches de cama podrían viajar por todo el mundo enganchándose en el equipaje que contiene ropa sucia.
Como nota, se trataba de una habitación experimental y no de un dormitorio real —advierten tanto Hentley como Toby Fountain, un biólogo evolutivo de la Universidad de Uppsala en Suecia que no participó en el estudio. Pero aun así, dice Fountain, los autores “demuestran un patrón sorprendente que indica que las bolsas que contienen ropa con olor humano se utilizan con más frecuencia como refugios que las que no. Este resultado hace hincapié en la importancia de asegurarse de que el equipaje y otras pertenencias deben hacerse tan inaccesibles a las chinches como sea posible cuando se quedan en lugares de mayor riesgo, por ejemplo, asegurándose de que las bolsas estén completamente cerradas y aseguradas en lugares alejados de la cama”. Hently está de acuerdo.
Así que ahí lo tienes. Cuando se viaja a posibles sitios contaminados con chinches —digamos, un hotel de mala muerte—, mantén tu equipaje entre bastidores de metal (a las chinches no les gusta el metal, según Hentley) o pon tu maleta en una bolsa de plástico para evitar llevarte a casa esos horribles insectos que son las chinches.