El primer niño del mundo en recibir un doble trasplante de manos ya es capaz de comer, escribir y vestirse solo 18 meses después de la operación, un "éxito" según explicaron este martes sus médicos.
El informe, que ofrece las primeras noticias sobre el estado del paciente -Zion Harvey, de 10 años- fue publicado en la revista médica británica The Lancet. La cirugía, de diez horas, fue realizada en Estados Unidos en julio de 2015 y necesitó la asistencia de cuarenta especialistas.
"Dieciocho meses después de la operación, el niño es cada vez más independiente y capaz de hacer actividades cotidianas", explicó la doctora Sandra Amaral, del Hospital de Niños de Filadelfia donde se llevó a cabo el tratamiento.
"Sigue mejorando con terapia diaria para aumentar el funcionamiento de las manos y con apoyo psicológico", explicó.
"Aunque los resultados sobre el funcionamiento de las manos trasplantadas es positivo y la independencia del chico mejora, esta operación ha sido muy exigente para el niño y su familia", subrayó.
Harvey fue sometido con dos años a una amputación de manos y pies tras sufrir una septicemia, una infección generalizada por la presencia en la sangre de microorganismos patógenos o de sus toxinas.
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Los médicos le consideraron un candidato ideal para recibir nuevas extremidades porque estaba tomando fármacos inmunosupresores, ya que también había sido trasplantado del hígado.
La inmunosupresión –que puede provocar cáncer, diabetes e infecciones– es clave para que los pacientes no rechacen los trasplantes.
A pesar de ya estar bajo tratamiento, "sufrió ocho rechazos, incluidos episodios graves durante el cuarto y séptimo mes" tras la operación, que fueron combatidos con más medicamentos para mantener lo más bajo posible su sistema inmunológico.
"Nuestro estudio demuestra que es posible trasplantar manos cuando la operación es preparada de forma cuidadosa por un equipo de cirujanos, especialistas en trasplantas, psicólogos y trabajadores sociales", señaló la doctora Amaral.
Días después de la operación, Harvey pudo comenzar a mover sus dedos, utilizando los ligamentos originales de sus extremidades.
"El crecimiento de los nervios significó que pudo mover los músculos de las manos trasplantadas y sentir seis meses después (de la cirugía), además de comenzar a ser capaz de alimentarse y tomar un bolígrafo para escribir", explica el informe.
A los ocho meses ya usaba tijeras y pintaba con lápices. Al año pudo batear con las dos manos.
Los escaneos han mostrado que su cerebro se está adaptando a sus nuevas manos, mediante el desarrollo de nuevos caminos para controlar los movimientos y experimentar sensaciones.
Los médicos advirtieron sin embargo que se necesita más investigación antes de que este tipo de trasplante en niños se generalice.
El primer trasplante realizado con éxito en un adulto se hizo en 1998.