Después de todo, sin esos microorganismos no podríamos hacer quesos deliciosos, crear nuevos tipos de combustible ni digerir los alimentos (una de las razones por las que comemos yogurt, que contienen probióticos o bacterias buenas). Pero gracias a algunas malas, muchas personas reaccionan asqueadas ante la sola mención de la palabra bacteria.
Por fortuna, los investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) no están entre ellas. Con el agregado de bacterias a la ropa de entrenamiento, en un proyecto llamado bioLogic, estos crearon un «traje de entrenamiento transpirable con solapas que se abren y se cierran según el calor y el sudor del cuerpo del atleta, lo cual permite la ventilación», informó el MIT.
Los detalles del equipo y el calzado de entrenamiento se publicaron en la revista Science Advances. Pero aún está por verse si estos prototipos llegarán a las manos de los consumidores.
La zona de la espalda de la camisa bioLogic está cubierta de pequeñas solapas semicirculares, semejantes a las escamas de los monstruos en las películas como Alien.
El equipo funciona de forma bastante parecida a la ropa de invierno. Viene con cremalleras bajo las axilas que permiten liberar el calor cuando se vuelve demasiado intenso. Sin embargo, hay una diferencia clave: no hace falta abrirlas manualmente. Las solapas de látex se levantan automáticamente cuando la persona que la viste comienza a sudar.
Para hacerlo posible, los investigadores cubrieron ambas partes de las solapas con la bacteria E. coli no patógena, que altera su estructura ante la humedad: crece al absorber el agua y adelgaza cuando está seca.
«Estas células son tan fuertes que pueden provocar la flexión de la superficie en la que están revestidas», dijo la investigadora principal del informe, Wen Wang, en un comunicado de prensa.
En el caso de la camisa de bioLogic, esa humedad viene en forma de sudor. A medida que la bacteria se relaja y se contrae, las células se alejan de la persona que viste la camisa: así se abre las solapas y se permite que el aire fresco entre.
La camisa se adapta al calor humano y a su mapa de sudor (que son cosas diferentes), por lo cual se abrirá en las zonas más efectivas.
«Las personas pueden pensar que el calor y el sudor son lo mismo, pero de hecho, algunas áreas como la espalda baja producen mucho sudor pero no tanto calor», señaló el exalumno de MIT, Lining Yao. «Rediseñamos la prenda usando una fusión de mapas de calor y sudor para, por ejemplo, hacer las solapas más grandes donde el cuerpo genera más calor».
Wang se montó en una bicicleta estática para probar una de estas camisas y pedaleó hasta que comenzó a sudar en la espalda. Al momento, las solapas comenzaron a abrirse y «se sintió como si estuviera vistiendo un aire acondicionado en mi espalda».
Hicieron un calzado para correr muy parecido a la camisa, con solapas que se abren cerca de la parte inferior del zapato.
«Al principio pensamos en hacer las solapas en la parte superior del zapato, pero advertimos que las personas no sudan normalmente en la parte de arriba de los pies», explicó Wang. «Sí sudan mucho en la parte inferior de los pies».
El grupo de científicos espera poder trabajar con compañías de ropa deportiva para comercializar la tecnología.
«Podemos combinar nuestras células con herramientas orgánicas para añadirle otras funcionalidad a estas células vivientes», dijo Wang. «Usamos la fluorescencia como un ejemplo: le puede avisar a las personas que uno está corriendo en la oscuridad. En el futuro podremos combinar funciones como la liberación de olores a través de la ingeniería genética. Así que tal vez sea posible que después de ir al gimnasio la camiseta tenga un olor agradable».