Las instalaciones para probar un nuevo sistema de propulsión espacial financiado parcialmente por la Agencia Espacial Europea (ESA, en inglés) comenzaron a ser construidas hoy en el centro de Inglaterra.
El complejo industrial Westcott Venture Park albergará el centro en el que se someterán a examen los componentes centrales del sistema de propulsión SABRE, capaz de utilizar oxígeno de la atmósfera para reducir la cantidad de combustible necesaria en cada lanzamiento.
El nuevo motor debe enfriar el aire desde 1.000 grados centígrados hasta 150 grados negativos en centésimas de segundo para que el proceso de oxidación que proporcionará la energía necesaria al sistema de propulsión sea eficiente.
"Estos motores pueden revolucionar los lanzamientos espaciales. Su potencia permitirá que los vehículos despeguen y aterricen de forma similar a una aeronave", afirmó en un comunicado Franco Ongaro, director de Tecnología, Ingeniería y Calidad de la ESA.
La firma británica Reaction Engines desarrolló inicialmente el proyecto del sistema SABRE, que cuenta con una inversión de 50 millones de euros (54,5 millones de dólares) por parte de la agencia espacial británica (UK Space Agency) y 10 millones (10,9 millones de dólares) de la ESA.
Según informa EFE, la agencia europea comenzó a apoyar el proyecto en 2008 y certificó su viabilidad en 2010, lo que abrió la puerta a la inversión pública británica y a la participación del gigante aeroespacial BAE Systems.
"La ESA está orgullosa de esta colaboración con la industria y la agencia británica", subrayó Ongaro.
La agencia es autónoma respecto a la Unión Europea, si bien la salida del Reino Unido del bloque comunitario puede obligar a redefinir el papel británico en algunos de sus proyectos.