Tras un viaje de 20 años, llega el principio del fin para Cassini. La nave espacial realiza hoy la primera de 22 inmersiones entre Saturno y sus anillos. Ya no hay vuelta atrás: la misión terminará el próximo 15 de septiembre cuando la sonda se desintegre en la atmósfera del planeta.
El orbitador Cassini fue construido por el laboratorio JPL de la NASA en los años 90. Debe su nombre al astrónomo genovés Giovanni Cassini, que descubrió las lunas Jápeto, Rea, Dione y Tetis entre 1671 y 1684, así como la división de los anillos de Saturno que lleva su apellido. Se lanzó el 15 de octubre de 1997 junto a la sonda Huygens de la Agencia Espacial Europea. Siete años más tarde, en julio de 2004, llegaron por fin a la órbita de Saturno. Huygens se desprendió de Cassini en Navidad y aterrizó en la luna Titán en enero de 2005. Cassini ha continuado estudiando Saturno y sus 62 satélites hasta ahora.
En estos 13 años, la nave espacial Cassini ha transmitido incontables fotografías y gigabytes de datos que han permitido la publicación de más 3000 artículos e informes científicos. Gracias a la misión Cassini hemos visto los 101 géiseres de Encélado, los anillos de Saturno de cerca, una luna que parece un ravioli y a la Tierra desde una perspectiva única. Pero la nave se está quedando sin combustible y los científicos deben evitar que se estrelle contra alguna luna, lo que podría contaminarla. El gran final de Cassini consistirá en empujar la sonda hacia la dura atmósfera de Saturno para que se desintegre, así lo indica Gizmodo.
Cassini ha venido acercándose a Titán en las últimas semanas para aprovechar su empuje gravitatorio y adentrarse en el espacio que hay entre el anillo más interno de Saturno y el propio planeta, una extensión de unos 2400 kilómetros a la nunca habíamos llegado. Desde este 26 de abril hasta el próximo 15 de septiembre, la nave realizará 22 órbitas con una duración de seis días en las que estudiará y fotografiará desde una distancia sin precedentes la estructura del planeta gaseoso y algunos de sus misterios, como el extraño hexágono de su polo norte (un vórtice de seis lados que mide más de 30.000 kilómetros de diámetro y cambia de color).
Esta agridulce gira de despedida nos proporcionará mediciones ultraprecisas del campo magnético y la gravedad de Saturno, entre otros datos que nos llevarán a responder preguntas como cuánto dura un día en el planeta, a qué velocidad gira su núcleo y cuándo se formaron sus anillos. Por supuesto, seguiremos recibiendo fotos increíbles del planeta y los anillos hasta el final, como esta en la que vemos a la Tierra como un pequeño punto brillante a lo lejos. En aquel puntito azulado empezó hace 20 años un proyecto increíble que ha sentado las bases de futuras misiones a las lunas vecinas que intentarán averiguar si estamos solos en el sistema solar.