Científicos en Israel han desarrollado una técnica para detectar minas antipersonales y otros tipos de municiones enterradas con una bacteria fluorescente, según un estudio que publica hoy la revista Nature.
La investigación, liderada por la Universidad Hebrea de Jerusalén, ha logrado diseñar "biosensores" capaces de detectar por control remoto unos artefactos que cada año hieren o matan a entre 15.000 y 20.000 personas en todo el mundo, recuerdan los expertos.
Esta técnica combina el uso del láser y de una bacteria fluorescente para elaborar un mapa con la localización exacta de las minas o munición enterrada, de las que se estima que todavía existen más de 100 millones en unos 70 países.
Hasta la fecha, señalan los investigadores, su detección y desactivación presenta también un gran riesgo para la integridad de los profesionales, pues recurren aún a procedimientos desarrollados durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Este nuevo sistema, explican, aprovecha las pequeñas cantidades de vapores explosivos que desprenden los artefactos enterrados y que se acumulan cerca de la superficie, las cuales sirven para marcar su localización exacta.
A partir de este hecho, los expertos modificaron las moléculas de bacterias vivas para conseguir que, cuando entran en contacto con esos vapores, emitan una señal fluorescente que se registra y cuantifica en una localización remota.
Para sus experimentos, los científicos encapsularon las bacterias en pequeñas cuentas poliméricas y las esparcieron por la superficie de un campo minado con artefactos explosivos reales.
A través de un sistema de escáner con láser lograron elaborar un mapa con la localización de la minas, lo que representa, destacan, "la primera demostración de una técnica funcional de detección de minas terrestres".
"Para que esto fuera posible, tuvimos que superar varios retos, como aumentar la sensibilidad y estabilidad del sensor de la bacteria, mejorar la velocidad de exploración para cubrir grandes áreas y hacer el aparato de escaneado más compacto para instalarlo en dispositivos no tripulados o drones", indicó Shimshon Belkin, de la Universidad Hebrea.