Los mandriles evitan entrar en contacto con sus congéneres infectados de amebas gastrointestinales (causantes de disentería) gracias al olfato, según un estudio del Centro Nacional Francés de Investigaciones Científicas (CNRS) revelado hoy.
Publicada en la revista estadounidense Science Advances, la investigación comenzó en 2012 en el sur de Gabón gracias al Proyecto Mandrillus, en el que colaboran Francia, Alemania y el país centroafricano.
Los expertos observaron que los animales enfermos eran desparasitados con menor frecuencia por los miembros del grupo que aquellos que gozaban de buena salud, indicó el CNRS en un comunicado.
Durante un primer experimento, los científicos capturaron varios primates infectados y los sometieron a un tratamiento contra las amebas, para liberarlos acto seguido y comprobar que eran de nuevo aceptados por el grupo.
Tras esta experiencia, realizaron análisis químicos de heces infectadas y no infectadas que demostraron que el olor era diferente.
Por último, los investigadores recubrieron parcialmente varios trozos de bambú con las deposiciones de un primate, recogidas cuando estaba infectado por las amebas y una vez curado, y los presentaron a una treintena de ejemplares cautivos.
Los investigadores pudieron determinar que los mandriles evitaban activamente las plantas que habían estado en contacto con la materia fecal infectada, lo que según el estudio demuestra que estos simios rehuyen a sus congéneres enfermos gracias al olfato.
La investigación podría ampliarse en el futuro a otros tipos de agentes infecciosos como otros parásitos intestinales o los retrovirus que se propagan a través de mordiscos entre los primates machos, señaló el CNRS.