Seamos francos, tener un orgasmo es una de las mejores sensaciones que se pueden experimentar. Notar como tu cuerpo explota de placer es algo a lo que no se puede decir que no. Sin embargo, la cosa cambia cuando tu vida se basa en tener orgasmos constantemente y sin ningún tipo de control, aquí te contamos sobre este síndrome.
De hecho, imagina que estás en una entrevista de trabajo muy importante y de repente, sin ni siquiera desearlo, acabas alcanzando el clímax. Esto es algo que les puede suceder a las mujeres que sufren el Síndrome de la Excitación Sexual Persistente (o PSAS, por sus siglas en inglés, Persistent Sexual Arousal Syndrome).
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Este síndrome se define como “una excitación genital no deseada, intensa y espontánea” que aparece “sin ningún deseo sexual o excitación subjetiva”, según el Manual MSD. Es aún bastante desconocido por la ciencia, ya que existen muy pocos casos en el mundo, pero lo que se sabe hasta el momento es que la sensación de excitación se establece en el cuerpo de la mujer durante horas y de forma ininterrumpida, por lo que se puede llegar a tener uno o varios orgasmos en cualquier momento y sin necesidad de tocarse.
Obviamente, por muy divertido que pueda parecer en un primer momento, la realidad es que provoca una sensación de vergüenza importante en la persona que lo padece, ya que tiene la sensación de no tener el control sobre su propio cuerpo. Además, como el clítoris está sobreestimulado, las mujeres sienten dolor en la zona y el roce de cualquier prenda u objeto puede ser muy molesto.
¿Cuáles son sus síntomas?
Los síntomas del PSAS están claros: una palpitación persistente en la zona genital que acaba desembocando en un orgasmo de forma espontánea. Este síndrome es más común en las mujeres, pero también hay hombres que lo sufren, y en este caso tendrán una erección involuntaria que acabará con un orgasmo y su eyaculación.
De momento no se ha investigado suficiente sobre el tema como para saber cuáles son sus causas. Por ahora, la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS) apunta a que la cesárea, un embarazo, una infección, accidentes en la pelvis o irritación del nervio pudendo pueden ser algunas de las causas de este síndrome. Pero también existen otras posibles vías con las que desarrollar el PSAS, como la ansiedad o la ingesta de algunos fármacos, como los antidepresivos.
¿Existe algún tratamiento para este síndrome?
Sí y no. Es decir, de momento no se conoce suficiente sobre este síndrome, por lo que si no se sabe el origen del problema, difícilmente se podrá dar una solución. Sin embargo, hay ciertas indicaciones que ha ofrecido la FESS que pueden ser resolutivos. Por ejemplo, la Federación propone la terapia sexual como un tratamiento obligatorio.
El Manual MSD, por su parte, propone la autoestimulación para aliviar la sensación, aunque no es algo demasiado práctico, ya que los síntomas son persistentes y no es recomendable masturbarse todo el día.
Lo que es seguro es que debes pedir ayuda y acudir a un médico que de soporte tanto físico como mental, ya que vivir pegado al sentimiento de vergüenza no es bueno.
Por La Patilla