La figura del púgil mexicano Saúl "Canelo" Álvarez brilla de manera especial estos días al ser uno de los grandes protagonistas de la pelea estelar que el sábado por la noche va a disputar contra el kazako Gennady Golovkin.
Al margen de cual sea el resultado, Álvarez, de 27 años, ya se ha convertido en ganador, al ser la nueva imagen del boxeo mexicano al que admiran sus compatriotas dentro y fuera del país, además de los buenos amantes al deporte.
A pesar que también tiene sus detractores, quienes lo ven como el elegido para que venda mejor esa nueva imagen, que genera ganancias millonarias, el desarrollo y progreso que ha tenido Álvarez a través de su carrera boxística son evidentes, aunque con ciertos interrogantes sin que hayan sido despejados.
Como ha sido el cuidado y la protección de los promotores para que no arriesgará con peleas peligrosas que pudiesen costarse su carrera profesional.
Lo pusieron ante Floyd Mayweather Jr. que le dio toda una lección de boxeo, y le quitó el invicto, porque era necesario que comenzase a producir importantes dividendos económicos.
A partir de ese momento tuvo que comenzar de nuevo el camino de recuperar imagen y volverse a colocar dentro de la elite del boxeo y poco a poco bajo la dirección del Golden Boy Promotions lo consiguió.
Pero siempre con la amenaza de la presencia de Golovkin, el púgil invicto, que destrozaba a todos sus rivales y al concluir cada pelea decía que estaba listo para el duelo con Álvarez al que quería enfrentarse.
De La Hoya no lo permitió, consideró con buen criterio empresarial que no era el momento para hacerlo, dado que no podían correr el riesgo de sufrir otra derrota como la de Mayweather junior, sin antes no haberse establecido como el líder del boxeo mexicano y convertido en una auténtica estrella internacional.
Ahora si, De La Hoya ya consiguió que Álvarez se haya establecido como estrella en estados como Texas, California y Nevada, lugares donde sus peleas tienen aseguradas la venta de todas las entradas y le haya generado ganancias millonarias.
Los ejemplos están dados en San Antonio y Arlington (Texas), donde Álvarez reunió a cerca de 100.000 espectadores en apenas dos combates.
Contra Austin Trout, en el 2013, llevó a las gradas del Alamodome (San Antonio), a 42.000 espectadores, mientras que en el 2016, frente al inglés Liam Smith, consiguió que 51.000 aficionados fuesen a verlo al AT&T Stadium, campo de los Cowboys de Dallas de la NFL.
La última pelea, la que protagonizó contra Julio César Chávez Jr, llenó también el aforo del T-Mobile Arena, donde ya están vendidas todas las entradas para la del sábado por la noche frente a Golovkin.
De ahí, que de alguna manera se pase la mayor parte del año entrenando en Estados Unidos, y sea el personaje preferido por las compañías mexicanas para la imagen de sus productos que quieren vender tanto en el mercado hispano como en el anglo.
Su proyección de estrella del boxeo mexicano e internacional es toda una realidad. Lo demuestra que sin ser campeón mundial –renunció al título– ahora se encuentra ante la gran pelea que los buenos aficionados han esperado desde hace varios años.
Álvarez ha trascendido del mundo hispano y su presencia en el anglo también es evidente, de ahí la importancia que tiene el duelo ante Golovkin, dado que un triunfo le consagraría tanto en el apartado deportivo como de venta de imagen.
El púgil mexicano quiere ser visto aun por aquellos que lo consideran un producto de la "mercadotecnia", lo que significa que es perfecto a la hora de hacer negocio.
Se espera que para la pelea ante Golovkin haya entre 30 y 40 millones de telespectadores que la vean, como ya han hecho con las anteriores en las que ha participado y que la audiencia no bajo de los 20 millones de televidentes.
De la Hoya ha entendido a la perfección que Álvarez ya tiene el cartel suficiente para llevarlo a mercados anglos como el de Nueva York, donde podría protagonizar su próximo combate estelar.
Otro elemento más de la importancia que tendrá la pelea frente a Golovkin, porque es la ideal para conseguir el triunfo histórico que le falta en una jornada especial como es la del 16 de septiembre, la fecha más importante en el calendario boxístico y en el deporte mexicano.
Una victoria convincente ante Golovkin, en la semana de las Fiestas Patrias de México, le permitirá cubrir completamente el mercado anglosajón, despejar para siempre las dudas a todos los críticos que creen que no es púgil de elite y consagrarse como la nueva estrella del mundo del boxeo tras la retirada de Mayweather Jr.