Conor McGregor se ha mantenido bastante oculto desde que se anunció su pelea con Floyd Mayweather Jr., de vez en cuando apareciendo para vociferar insultos contra Mayweather y seguido desaparecerse en el centro de entrenamientos de la UFC.
No es ningún accidente. Lo que más atrae del espectáculo de la noche del martes en la división súper welter es lo desconocido.
¿Tiene McGregor la capacidad para calzarle una buena trompada a Mayweather? ¿Ha podido adquirir suficientes aptitudes boxísticas en unos cuantos meses para que lo que se vislumbra como una pelea desigual sea competitiva?
Hay gente que quiere saberlo, y habrán suficiente interés para que este combate sea el más visto en la historia. Se espera que la teleaudiencia alcance las 50 millones de personas, tan solo en Estados Unidos.
“Seré el rey de ambos deportes”, dijo McGregor. “Ya soy el campeón de artes marciales mixto, y pronto seré el campeón del boxeo”.
Olvídate de eso, replicó Mayweather, de una familia arraigada en el boxeo y que aprendió a soltar golpes desde antes que pudiera caminar.
“Me han dado con todo en 21 años y aquí sigo”, dijo Mayweather, el boxeador que se retiró invicto antes de aceptar enfrentar a McGregor. “Si sabes dar golpes, tienes que saber a recibirlos”.
Se trata de una pelea que no tiene mucho sentido más allá que hay millones de personas que están curiosas.
Tampoco se entiende el dinero al considerar que hay mucha gente que ha visto a McGregor — el astro de la UFC que nunca ha disputado una pelea de boxeo profesional — y saben que carece de los recursos para estar en un ring con alguien como Mayweather.
Por eso es que no existió la más mínima posibilidad de programar una pelea de fogueo para McGregor.
Y es por ello que solo los allegados más cercanos han visto a McGregor pegándole —de una manera cómica— en un día de prensa y unos cuantos segundos de un video de la UFC en el que supuestamente derriba a Paulie Malignaggi, el retirado boxeador que ahora trabaja como comentarista de Showtime.
McGregor asegura que no hay que preocuparse por su calidad como boxeador, y que lo están subestimando.
“Me he puesto guantes para pelear durante toda mi vida”, dijo McGregor. “Desde luego que se verá algo distinto…. No será un desenlace agradable para Floyd. No será un resultado bueno para toda la gente que ha estado dudando de mí”.
En el pesaje el viernes, Mayweather quedó muy por debajo del límite pactado de los superwelter (154 libras o 69,85 kilogramos). Colocó la báscula en 149 libras y media (6,81 kilos). McGregor dio 153 libras (69,39 kilos). El público que llenó la T-Mobile, muchos con banderas irlandesas, alentó a McGregor y abucheó a Mayweather.
Los seguidores de McGregor son los que más se han entusiasmado con esta pelea, enganchados a la ferviente esperanza que el campeón irlandés de la UFA intimidará a Mayweather en el entarimado y sabrá sacudirle con sus golpes al rostro. Las casas de apuestas en la capital mundial del juego han aceptado tantas apuestas con McGregor ganando con un nocaut madrugador que podrían sufrir sus peores pérdidas si ello ocurre.
La que debería ser una pelea con cuotas de apuestas de 100-1 empezó 11-1 a favor de Mayweather. Ahora están 5-1, aunque las tajadas de dinero más cuantiosas, incluyendo algunas apuestas de millones, han sido a favor de Mayweather en los últimos días.
“No lo veo durando dos asaltos”, dijo McGregor. “Metió la pata con lo de los guantes de ocho onzas. Mantener las manos arriba o abajo. No me importa. Voy a poder con todo lo que se ponga en frente”.
Un factor que favorece a McGregor es la edad (tiene 29 años y Mayweather anda en los 40), además que subirá al tinglado con más peso. Se presume que buscará calcar la estrategia de Marcos Maidana, el argentino que acometió al estadounidense en su pelea de 2014.
Pero todo lo demás se inclina por Mayweather, invicto en 49 peleas y con la posibilidad de superar a Rocky Marciano en la lista histórica con la victoria número 50. No solo han vencido a todo al que ha enfrentado, pero ha sabido neutralizar a rivales de fuerte pegada como Miguel Cotto, Diego Corrales y Canelo Álvarez.
Mayweather se siente tan confiado que se pasó la semana saludando a la gente a primera hora del día en el club de desnudistas del cual es dueño y que está situado cerca de la arena donde se escenificará el combate.
Aunque ha ganado cientos de millones por sus peleas, Mayweather tiene una deuda de 22 millones de dólares con el fisco, así que la tentación de una bolsa de 200 millones le convenció para salir de un retiro que duró dos años, amén de enfrentar a un adversario con cero experiencia. Pero advirtió que está sí será su última pelea.
“Es lo que he prometido a mis hijos”, dijo Mayweather. “No hay mejor forma que hacerlo a lo grande”.