Por lo general no me gusta ir al Mercado Oriental; a no ser que sea para buscar más Pókemon para mi colección.
Este fin de semana no tuve tiempo porque trabajé sin parar en el canal y pensé que el lunes, que tuve libre, iba a relajarme, descansar, ir al cine a ver una película que no tengo ganas de ver jamás: Capitán América.
Pero no han sido las críticas sobre la misma las que me han quitado ese deseo, sino, que cada vez que fui a Metrocentro para verla, encontré precisamente el Mercado Oriental.
Si hubiera ido a Plaza Inter sé que el caso hubiese sido el mismo. A Galerías no me gusta ir porque es muy caro y de vez en cuando en su lobby también se arma un relajo salvaje. Multicentro me queda muy largo. Los Alhambra de Camino de Oriente no sé si todavía existen. Y no tengo idea si en Multicentro Las Brisas ya abrieron cine.
La cuestión es que la situación este lunes 2 de mayo en Cinemark de Metrocentro no había la mínima condición para disfrutar una película.
Las filas llegaban casi a la liberaría Universal que queda en el segundo piso; el calor era insoportable; y siempre tuvimos la ligera impresión de que no íbamos a encontrar lugares para ver la pinche película. Ya nos había sucedido el viernes pasado, fuimos a verla pero llegamos tarde y solo nos ofrecían asientos donde íbamos a salir entumidos del cuello. Por ende, no quisimos entrar.
La cuestión es que te ofrecen asientos que son un atentado contra la salud. Si saben que esas butacas de hasta adelante te van a hacer daño; ¿por qué las tienen ahí? Eso es motivo para demanda si algún día salgo con tortícolis crónica.
Peor fue el lunes, entonces, porque la tanda de las 5:55, que para colmo estaba en español (doblada) ya estaba agotada. Y eso que llegamos una hora y media antes previendo este problema. Tuvimos, ni modo, que entrar a ver El Libro de la Selva, que también estaba en español.
Y ese es otro problema absurdo. ¿Por qué jodidos ahora están poniendo las películas en español? Ni siquiera hace años cuando Nicaragua estaba mucho más atrasada ponían las películas dobladas. Ahora para ver el mentado Capitán América, tengo que hacerlo en 3D (que no me gusta porque me marea) y para colmo hay una tanda en español también.
No entiendo por qué hacen eso. La gente está pidiendo más y más cine; y los administradores se equivocan al pensar que aquí hablamos español. Créanme que eso no es una buena estrategia para atraer clientes. Y si es así pues quiero ver ese estudio de mercado.
Las instalaciones del lugar: ¡Asquerosas!
Pensé que La Chureca ya estaba cerrada y sellada; hasta que tuve que sentarme en el lobby de Cinemark para darme cuenta de que no era así.
Palomitas en el suelo, pedazos de papel, de bolsas, salsa de tomate además como 500 filas de gente que quería comprar para meterse al cine. Y de remate, una lentitud espectacular.
Fue uno de esos momentos en que uno inconscientemente se saca la billetera del bolsillo trasero, con sigilo, y se la ubica en el delantero.
El aire acondicionado casi ni se sentía y la escena parecía la misma de cuando estuvimos como media hora haciendo fila para comprar las entradas. Para qué sauna si estábamos en Cinemark.
En fin, mi experiencia fue terrible. Y cuando entré a la sala nada cambió. Butacas con sobras de las palomitas de algún ciudadano de la tanda anterior a la nuestra. Vasos descartables tirados en el suelo. Y la misma pantalla de siempre. No han hecho cambios significativos a favor de la calidad del cliente.
Pero lo siguen poniendo más cariñoso y por eso personas como yo, que amamos el cine, nos tiramos a comprar piratería. Porque en el DVD de mi casa no corro el peligro de morir sofocado o embestido por una multitud de clientes furiosos.
¡Un vulgareo total!
(Continuación de esta nota de opinión)