Diezmados por lesiones y sumidos en un prolongado apagón ofensivo, los Orioles de Baltimore desesperadamente tratan de recuperar su mejor versión al trastabillar en el tramo final de la temporada regular.
Los Orioles tenían una marca de 57-33 y comandaban el Este de la Liga Americana por tres juegos el 8 de julio. La foja era de 70-48 y seguían al frente de la división el 10 de agosto, pero desde entonces Baltimore ha tenido un registro de 14-19 y se encuentra cuatro juegos por detrás de los Yankees de Nueva York con 11 por disputar.
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“La magia que teníamos se nos fue disipando en los últimos meses”, admitió el gerente general de los Orioles Mike Elias el martes. “Hay motivos que son obvios, pero mucho obedece a jugadores que están teniendo un declive, ya sea individualmente o colectivo”.
Esos motivos obvios a las que Elias se refieren son lesiones. Muchísimas. Los Orioles tratan de mantenerse a flote pese a las bajas de tres integrantes de su rotación abridora (John Means, Kyle Bradish y Tyler Wells). El abridor Grayson Rodríguez también está fuera de acción, aunque se confía que podrá retornar antes de octubre.
Las lesiones también han golpeado a la ofensiva. El infielder Jordan Westburg (fractura de mano) y el primera base Ryan Mountcastle (esguince de la muñeca) llevan varias semanas sin jugar, y el cuadro interior también quedó mermado por las bajas de Ramón Urías (esguince de tobillo) y Jorge Mateo (dislocación del codo).