Al crecer como el hijo de un pelotero de las Grandes Ligas, Terry Francona se sabía de memoria las reglas: “Hablar únicamente cuando te hablen, o me darían una nalgada”.
Cuando Francona se convirtió en manager de Grandes Ligas y sus jugadores llevaban a sus hijos, sus reglas eran mucho más hospitalarias.
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“Antes había un enorme letrero que decía ‘Sin niños’ o algo así”, dijo Francona, quien siguió a su padre, Tito, por las Mayores y ahora es el piloto de los Guardianes de Cleveland. “Mi regla era: Pueden venir, pero primero tienen que pasar y decirme ‘hola’”.
Los camerinos son más abiertos para los vástagos de los jugadores en estos tiempos — y no sólo los chiquitines que vacían los cubos con goma de mascar. Varios de ellos acaban en las Mayores
En total, hay más de una veintena de hijos de peloteros de Grandes Ligas en los planteles de la Liga Nacional y Americana esta temporada. Tan sólo los Azulejos tienen a tres, los hijos de los miembros del Salón de la Fama Craig Biggio (Cavan) y Vladimir Guerrero (Vlad Jr.), así como a Bo Bichette, cuyo padre Dante fue elegido cuatro veces al Juego de Estrellas con los Rockies.
“Todo lo que sé sobre el béisbol lo aprendí de él”, dijo el menor de los Bichette, cuyo padre fue el coach de bateo de los Azulejos antes de que renunció al puesto para poder entrenar con su hijo durante el paro laboral.
Según Baseball Alamanac, 252 hijos de jugadores de Grandes Ligas han llegado a la Gran Carpa, desde el zurdo de los Cachorros Jack Doscher en 1903, hasta Kody Clemens, el hijo de Roger Clemens, quien debutó con los Tigres el mes pasado.