La gran adquisición de Houston en la temporada muerta, el primera base cubano José Abreu, ha tenido problemas ofensivos este año, lo que llevó a su manager Dusty Baker a darle el miércoles y el viernes libres para “resetearse”.
Abreu respondió con dos hits el sábado y otros dos el domingo contra los Dodgers, incluyendo un jonrón de dos carreras en el cuarto episodio de lo que terminó siendo una victoria de Houston por 6-5. Tony Gonsolin le dejó una recta de los dedos separados sobre el corazón del plato y Abreu no lo perdonó, pegando un batazo de 412 pies por el jardín central.
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Considerado como uno de los mejores productores de carreras de todo el béisbol a lo largo de sus nueve temporadas con los Medias Blancas, el poder de Abreu ha estado menos presente este año, ya que el del domingo fue apenas su quinto bambinazo. Pero fue una señal alentadora. A 110.4 millas por hora, fue la velocidad de salida más alta en un imparable este año para Abreu.
Tampoco fue un incidente aislado. Las nueve pelotas que Abreu puso en juego en los últimos dos días han promediado 99.1 mph de velocidad de salida.
En total, el veterano de 36 años batea .232/.283/.326 con 12 dobles, 22 carreras anotadas y 36 remolcadas en el 2023.
Abreu ha estado trabajando en la mecánica de su swing. Principalmente, poniendo más peso en su pierna trasera para así poder quedarse detrás de la pelota. Pero hay algo más que también está probando: Hablarle a su bate.
¿Qué le dice?
“¡Vamos!” exclamó Abreu. “¡Vamos, vamos, vamos!”.
Esto no es algo nuevo para Abreu, quien dijo que habla con su bate con regularidad, independientemente de cómo le vaya en el plato. Sin embargo, cree haber descubierto por qué no le había funcionado este año.
“Hablaba con mis bates en inglés, y ellos no entienden inglés”, reveló el cubano
Tomado de Lasmayores