Randy Arozarena maravilló con su bate, guante y estilo. Aunque no fue suficiente para que México se llevara la victoria ganó un gran número de aficionados en su país adoptado.
En la semifinal del Clásico Mundial este lunes Arozarena saltó la barda de 2,5 metros en el jardín izquierdo para robarle un jonrón a Kazuma Okamoto y preservar la ventaja de tres carreras, después desató una voltereta de dos carreras al iniciar el octavo episodio con un doble.
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Aunque Japón dio la vuelta en la novena frente a Giovanny Gallego para ganar por 6-5 y conseguir su boleto a la final ante Estados Unidos, la novena mexicana se siente orgullosa de alcanzar las semifinales por primera vez y levantar el perfil del deporte en un país en el que el fútbol es el número uno.
“Creo que no están conscientes de lo que hicieron por México, por los niños y niñas en México”, admitió el mánager Benji Gil. “Estas dos semanas van a atraer a muchos jugadores jovencitos tanto en México como mexicanos en el extranjero. Por ese motivo siento que fue una victoria a pesar que no se ganó hoy”.
México quedó eliminado en la segunda ronda en el Clásico Mundial 2006 y 2009 y no logró superar la primera ronda en el 2013 y 2017. El equipo espera que con la actuación de este año generé un cambio.
Arozarena tuvo un promedio de bateo de .450, con seis dobles, un jonrón y nueve remolcadas. Otra gran actuación en un gran evento después de que conectó 10 cuadrangulares y 13 empujadas con Tampa Bay en la postemporada 2020.