David Ortiz puede bromear ahora, un poco, sobre la cambiante cultura del béisbol. Para J.D. Martinez, Nolan Arenado, Aaron Judge y todo toletero del Juego de Estrellas, el lidiar con las distintas alienaciones defensivas es sólo parte del juego.
Quienes sintonicen el martes por la noche se darán cuenta que es imposible predecir dónde serán colocados los jardineros. En especial en un partido que se ha convertido meramente de exhibición _¿por qué no intentar una alineación de cinco jardineros?
Para “Big Papi”, estos cuadros sobrecargados están remodelando el béisbol. Tampoco en el buen sentido.
“Es una locura, parece que está acabando con cierta parte de la diversión”, declaró el ex pelotero dominicano de los Medias Rojas el domingo en Nationals Park, sede de las acciones del Juego de Estrella esta semana.
“Parece que hubiera 20 jugadores jugando a la defensa contra uno”, señaló Ortiz, calculando en broma que los cambios le quitaron “como 500 hits”.
Su idea: “Yo me arriesgaría, si las Grandes Ligas lo quisieran. Simplemente diciendo que se juegue de una forma normal, como se supone que el béisbol debe jugarse desde el primer día, sólo a fin de ver cómo resulta”.
Por supuesto, Max Scherzer, Jacob deGrom, Luis Severino y otros ases del montículo podrían tener un punto de vista un tanto distinto.
Además, ningún manager realiza tantos cambios como A.J. Hinch, de los Astros de Houston, que dirigirá a la Liga Americana. Así que se puede anticipar que el segunda base venezolano José Altuve y el campocorto Manny Machado cambien de ubicación cuando Bryce Harper, Freddie Freeman y el resto de los potentes bates de la Liga Nacional se coloquen a un lado del plato.
Cabe recordar que pese a todo el talento al bate, los Juegos de Estrellas rara vez se convierten en un festival de carreras. Los bateadores suelen ser contenidos por el sólido grupo de pitchers que cada equipo usa, impulsados por dominantes relevistas como Craig Kimbrel, Josh Hader y Kenley Jansen que se limitan a lanzar una entrada cada uno.
La Liga Americana ganó el año pasado 2-1 en Miami con un cuadrangular de Robinson Canó en el 10mo inning. De hecho desde 2007 ha habido un Juego de Estrellas en que ambos equipos hayan anotado más de tres carreras cada uno.
Esa es la tendencia en todo el béisbol actualmente. Al llegar a la pausa de mitad de temporada, ha habido más ponches que hits en las ligas mayores. Los promedios de bateo se encuentran entre .240 y .250, posiblemente en camino a terminar siendo uno de los más bajos en casi medio siglo.
El decrecimiento en las pizarras ha generado un aumento en los exhortos por cambios más radicales _prohibir los movimientos dentro del terreno, bajar el montículo, obligar a los relevistas a enfrentar a más de un bateador.
Nadie ha sugerido acortar las bases a 88 pies o ampliar la distancia entre el bateador y el lanzador.
Mientras tanto, los jonrones siguen aumentando a niveles históricos. Pero también los ponches.