Más de 15.000 personas ocupaban el viernes las butacas del nuevo estadio de béisbol de Managua cuando la pantalla electrónica mostró al jardinero central de los Expos de Montreal, Marquis Grissom, atrapando el out 27 aquel 28 de julio de 1991. Acto seguido se escuchó “Juego perfecto” y los presentes estallaron en júbilo.
Desde la tribuna principal, viendo ese instante, Dennis Martínez tenía los ojos llorosos. El expitcher de Grandes Ligas recordaba uno de los momentos más grandes de su vida junto al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, mientras inauguraban el nuevo Estadio Nacional de Béisbol de Nicaragua, que lleva su nombre.
El nuevo recinto abrió sus puertas 69 años después que el dictador Anastasio Somoza García cortara la cinta del primer y único gran coloso que había tenido éste país centroamericano.
"Nunca pensé que esto (el estadio) podría hacerse realidad, me siento que estoy volando", dijo Martínez.
Martínez es conocido como “El Presidente” en las Grandes Ligas y lanzó el juego perfecto frente a los Dodgers de Los Ángeles cuando era uno de los estelares en los Expos de Montreal. Además es, hasta ahora, el lanzador latinoamericano con más victorias en las Ligas Mayores con 245.
“Gracias por apoyar al deporte al ciento por ciento", dijo el deportista al presidente Ortega mientras recibía la ovación del público. Alrededor de ambos se ubicaban las selecciones de béisbol de Taiwán y Nicaragua, que desde este viernes y hasta el domingo realizarán una serie de tres juegos.
Por su parte, el mandatario ofreció un discurso inaugural en un acto transmitido por la televisión oficial. Durante el acto se excluyó de la cobertura a los medios locales independientes y a la prensa extranjera.
El nuevo estadio contrasta con otras edificaciones de Managua, capital donde las calles se inundan fácilmente debido a su desfasado sistema de drenaje pluvial. Nicaragua es el segundo país más pobre de América Latina.
El gobierno de Taiwán fue el que impulsó la construcción del coloso al donar 30 millones de dólares a finales de 2015 para su construcción. Sin embargo, ésta se retrasó debido a una emergencia provocada por inundaciones derivadas de las lluvias; el dinero fue utilizado para erigir casas de damnificados con el visto bueno de Taipéi.
A su vez, el gobierno de Ortega se comprometió a conseguir fondos para el estadio y lo hizo con la banca privada, que desembolsó unos 36 millones de dólares, lo que generó cuestionamientos entre algunos nicaragüenses.
“Para nadie es un secreto que en un país como el nuestro hay muchas otras necesidades que un estadio, pero tampoco nadie puede negar que es un edificio que era necesario para el deporte rey en Nicaragua, que es el béisbol”, dijo a The Associated Press el analista político Cairo Amador.
Por su parte, Jaime Wu, embajador de Taiwán en Managua, aseguró a la prensa local que para su país ver concluido el estadio “es también un motivo de regocijo que fortalece los lazos de amistad entre ambas naciones”.
El nuevo coloso se sitúa en el centro de Managua y su construcción fue supervisada por la Major League Baseball (MLB). Su estructura, elegancia y lujos desentonan con las necesidades de los nicaragüenses que, según el último sondeo de la local firma encuestadora M&R, en más de 75 %, se declaran con problemas económicos, pobreza y desempleo.
Las opiniones generales sobre el estadio son contrastantes.
“Los nicaragüenses merecíamos tener éste logro”, afirmó Ángela Rodríguez, trabajadora del área de comunicación de una empresa constructora capitalina cuando salía regocijada de las instalaciones del nuevo estadio.
Sin embargo, el veterinario Róger Bravo piensa distinto: como miles de habitantes de Managua, se quedó esperando a que un autobús del transporte colectivo lo llevara del trabajo a su casa debido a que el gobierno ocupó un buen porcentaje de la flota para trasladar a sus simpatizantes al estadio.
“Aquí hay otros problemas más importantes que resolver, como la carestía de la vida, generar más empleos y la pobreza, además de combatir la corrupción enfocarnos”, indicó para luego tomar un taxi que no estaba en su presupuesto.
El nuevo estadio será la sede principal de los XI Juegos Centroamericanos a celebrarse en Managua del 2 al 17 de diciembre próximo.
“Qué importa lo viejo que uno sea, lo emocional nunca caduca”, escribió emocionado en su columna de El Nuevo Diario, Edgard Tijerino, el cronista deportivo más conocido de Nicaragua, quien dice que jamás pensó ver a sus 74 años otro parque de pelota distinto al que construyó el padre de la dinastía somocista.