Al recibir la luz verde para dar el swing con cuenta de 3-0 en el tercer inning de un juego el mes pasado, Miguel Sanó depositó una recta ceñida en el segundo nivel de las gradas, entre el jardín derecho y el central.
La distancia que se calculó, de 414 pies, no refleja la magnitud de ese cuadrangular. Mandarla tan lejos con un swing a la banda contraria fue una demostración de potencia que sólo puede desplegar un puñado de jugadores, como el corpulento tercera base de Minnesota.
“Nada es difícil en la vida si piensas positivo”, dijo el dominicano. “Puedes hacer lo que quieras si te lo propones. Cuando tienes una actitud positiva, todo sale bien”.
La buena actitud ayuda. Y el poder también.
“Hay que estar alerta cada vez que va al plato, porque sabes que es alguien capaz de hacer daño”, dijo el manager de los Medias Blancas Rick Rentería, cuyo equipo fue la víctima de ese jonrón que fue tema de conversación entre los jugadores de los Mellizos al día siguiente.
Sanó apunta a un objetivo más importante con unos Mellizos inesperadamente prendidos en la pugna por el título de la División Central de la Liga Americana.
“Lo que susurra es: 'Playoffs. Playoffs'", contó el segunda base Brian Dozier. “Hace un par de años, lo más seguro es que no lo hubiera dicho. Su físico se ha transformado. Aprendió sus lecciones”.
Y así como ha tenido que hacer para controlar su peso, que había oscilado en los 122 kilos (270 libras) durante la mayor parte de su carrera en las Grandes Ligas, Sanó también debe cuidar la disciplina con su temible swing.
Al iniciar el fin de semana, Sanó figuraba segundo detrás del novato sensación de los Yanquis Aaron Judge (97.3 mph) en cuanto a la velocidad promedio de sus pelotas bateadas, de 95.2 mph. La tecnología ha servido para comprobar lo que se podía palpar a simple vista: Sanó destroza la bola.
Pero los datos de Statcast no son el único elemento que justifica la aparición en su primer Juego de Estrellas el martes en Miami, con 24 años y con muchísimos parientes que vendrán de la República Dominicana.
“Lo de Statcast es la peor cosa para él, eso de la velocidad promedio en el contacto y todo ese cuento de la distancia”, afirmó Dozier. “Si se mantiene en lo que ha estado haciendo, swing corto y fluido, con calma, pues tiene todo el poder para hacer su trabajo. Eso es lo principal: jugar con calma. Ha hecho un trabajo fenomenal en el plato en ese sentido. Fíjate en sus bases por bolas. Fíjate en su porcentaje de embasado. Va a batear jonrones. Se va a ponchar, eso es irremediable, pero es más disciplinado. Yo diría que ha madurado como pelotero”.
Luego de 85 juegos, Sanó lideró a los Mellizos con sus 20 jonrones, 61 impulsadas, 51 anotadas y un porcentaje de .910 en OPS (embasado más slugging), un arranque fenomenal que hace olvidar los 118 ponches acumulados hasta el sábado, a un ritmo que le acerca al récord de 223 que Mark Reynolds fijó en 2009.
Lo que destacan los Mellizos es el oficio que ha tenido Sanó para mejorar su acondicionamiento físico y defensa en su tercer año en las mayores. Ese fallido experimento en el jardín derecho el año pasado marcó un tono negativo para el resto de la campaña, un paso atrás tras una magnífica temporada de novato en la que ganó el premio al jugador más valioso del club con tan solo actuar media temporada.
Esta vez, Sanó procuró tener un mayor impacto. No será un candidato al Guante de Oro, pero ofrece garantías con su fuerte brazo y ha mostrado una sorprendente agilidad en sus desplazamientos al considerar su tamaño.
“Entrenaba desde las 6 de la mañana hasta la 4 de la tarde y luego tenía un poquito de descanso”, expresó con orgullo sobre su rutina durante el receso de invierno.
El compañero que es responsable de atrapar sus tiros en el otro extremo del diamante está entre los que han quedado impresionados.
“Lo veo más relajado e incluso ha mejorado en el aspecto defensivo”, dijo el primera base Joe Mauer.
Así es como uno se convierte en líder de un equipo, ofreciendo madurez.
“En estos tiempos, mucha gente quiere ver un producto completo de inmediato, y eso no funciona así, especialmente en el béisbol”, dijo Mauer. “Es un jugador talentoso. Comprendo el por qué todos estaban tan entusiastas hace unos años. Lo he visto cuando hace las preguntas adecuadas. Eso se llama crecer y da gusto poder admirarlo”.