Víctor Martínez apenas ponía en marcha su pretemporada en Florida el mes pasado, y ya se sentía agobiado con el Clásico Mundial de Béisbol.
"No sé qué decirte", expresó el veterano toletero con la voz baja. "Creo que van a tener que encontrar un momento diferente para hacer esto… Es una situación difícil".
El bateador designado de Detroit forma parte del roster de Venezuela, que debuta el viernes en el Clásico contra Puerto Rico. Su inquietud sobre la fecha del torneo no es algo nuevo.
Con una década de existencia, este certamen internacional que reúne a varias de las principales figuras del deporte se disputa por cuarta ocasión. Pero por más que muchos jugadores se desviven por participar, cada vez es más evidente que no existe una fecha ideal y tampoco el formato para este tipo de competición.
"Lo de la fecha es lo más frustrante para todos", comentó el manager de los Indios de Cleveland Terry Francona. "Es una pena porque es una excelente idea, como lo es la Copa Mundial en el fútbol".
Con tantas estrellas de todas partes del mundo, el béisbol es un deporte perfecto para esta clase de torneo, y si bien el Clásico goza de enorme respaldo en Asia y Latinoamérica, no acaba de despegar en Estados Unidos, donde el Mundial de fútbol, los torneos olímpicos de básquetbol y hockey e inclusive la Copa Ryder de golf despiertan más expectativas.
"Quisiera que el Clásico alcance ese punto en el que todos lo vea como un torneo internacional de primera categoría", dijo el comisionado Rob Manfred hace una semana durante una comparecencia en la pretemporada. "Voy a estar tanto en Corea (del Sur) como en Japón. Una de las razones por la que haré el viaje es que en esos países el apoyo e interés por este torneo es tremendo y necesitamos que ese mismo interés y apoyo se vea en Estados Unidos. Creo que la clave es contar con un equipo de Estados Unidos que sea competitivo y exitoso".
En Tokio el martes, Manfred refutó las versiones de que el futuro del Clásico es sombrío, recalcando la popularidad del torneo alrededor del mundo. Quizás sea tomado más en serio en Estados Unidos si su selección al fin tenga un buen resultado — lo mejor ha sido un cuarto lugar.
El equipo estadounidense, dirigido por Jim Leyland, cuenta con luminarias como Andrew McCutchen, Giancarlo Stanton y Paul Goldschmidt. Pero el cuerpo de lanzadores carece de nombres de fuste.
"No contamos con varios de los mejores pitchers que tenemos", reconoció Ian Kinsler, el segunda base de Estados Unidos y los Tigres. "No están (Clayton) Kershaw y David Price y Chris Sale and Rick Porcello y (Justin) Verlander. Y la lista no acaba".
Ninguno de esos ases forma parte del equipo, lo que subraya uno de los principales problemas del torneo — cuidar el desgaste de lanzadores que se alista para una larga temporada regular. En este era de límites de innings y recelo por la cuenta de pitcheos, la carga de todo lanzador es un asunto vital.
El Clásico cuenta con una reglamentación que restringe la cuenta de pitcheos, pero si bien esos controles puedan evitar que los pitchers no se pasen de más, ello también contribuye a la percepción de que los mejores jugadores no pueden competir al máximo de su nivel en el torneo. Y esto es lamentable al considerar que esos jugadores están genuinamente fascinados por participar.
"Cuando estos peloteros se incorporan a sus equipos, con sus compatriotas, se ponen los uniformes, lo que ambicionan es ganar", afirmó Brad Ausmus, quien dirigió a la selección de Israel antes que fuera contratado por Detroit en 2013. "No es una exhibición. Hay mucho orgullo de por medio".
Ausmus y Kinsler se plantearon la idea de disputar el Clásico en medio de la temporada, con las mayores tomando una pausa como lo hace la liga de hockey sobre hielo durante los Juegos Olímpicos. Max Scherzer, quien se había anotado para lanzar en el Clásico este año pero tuvo que renunciar debido a una lesión en los nudillos, no lo ve factible.
"La única manera de que sea más popular es interrumpiendo la temporada regular de Grandes Ligas. Esa es la única mantera de reunir a todos los mejores al mismo tiempos para sus países", señaló Scherzer. "Pero dado el formato de la temporada, nadie estará de acuerdo con ello, ya que habría que tomarse 25 días para poder hacer eso".
Martínez propuso una singular idea. Sugirió adelantar el inicio de la pretemporada en los años del Clásico, quizás al comienzo de febrero. Ello daría más tiempo de preparación para los jugadores convocados. Martínez siente que los jugadores no tuvieron el tiempo suficiente este año, lo cual es un problema para los venezolano debido a toda la presión con la que deben lidiar para jugar en su máximo nivel.
"En los entrenamientos de primavera, uno comienza jugando cuatro o cinco innings, dos o tres turnos y listo", dijo Martínez. "Si lo tomamos (el Clásico) como un entrenamiento, jugamos cuatro o cinco innings, sacamos a todos y ponemos a otros equipos. Nos darán una paliza. Esa es la verdad".
"No es junto para nuestros fanáticos ni para nosotros mismos", añadió Martínez. "Hay que activarse un poco más temprano".