El piloto del helicóptero cuya caída causó la muerte de Kobe Bryant estaba bastante familiarizado con los cielos de Los Ángeles, y solía transportar a celebridades.
Ara Zobayan, de 50 años, había pasado miles de horas trasladando pasajeros en uno de los espacios aéreos más transitados del país. Había entrenado también a estudiantes para que aprendieran a pilotear helicópteros.
Amigos y colegas lo describieron como talentoso, agradable y sereno, cualidades deseables en un piloto.
No obstante, su decisión de volar pese a una niebla que dificultaba la visibilidad ha derivado en que expertos y otros pilotos se pregunten si hizo caso omiso a lo que indicaba el buen juicio o si alguna presión por transportar al superastro que era su cliente incidió en el accidente fatal.
Jerry Kidrick, coronel retirado del Ejército que piloteó helicópteros en Irak y ahora imparte lecciones en la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle de Prescott, Arizona, dijo que pueden existir presiones para transportar a personas importantes, incluso en condiciones adversas.
Kidrick contó que él mismo experimentó esas situaciones, cuando trasladaba a militares de alto rango en malas condiciones meteorológicas.
“La presión que se percibe es algo así como ‘¡hombre!, si no voy, encontrarán a alguien más que pilotee esta cosa’”, explicó.
Zobayan, Bryant, su hija Gianna de 13 años y otras seis personas perecieron el domingo por la mañana, cuando el helicóptero fletado Sikorsky S-76B se precipitó en la ladera de una colina, cubierta por las nubes, junto a la localidad de Calabasas, California.
El astro retirado de la NBA se dirigía a un torneo de basquetbol juvenil, en el que jugaría Gianna. El último de los nueve cadáveres fue recuperado el martes.
Investigadores de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) han dicho que Zobayan solicitó y obtuvo el permiso de los controladores aéreos para volar en la niebla. En su última transmisión por radio antes del desastre, el piloto informó que estaba ascendiendo para evitar una capa de nubes.
La investigación no ha determinado todavía la causa del accidente. Tampoco lo ha atribuido a la decisión del piloto ni ha explicado por qué la tomó.
Randy Waldman, instructor de vuelo en helicópteros en Los Ángeles, observó los datos sobre la trayectoria de la aeronave, y vio una foto de la densa niebla en la zona a la hora en que sobrevino la desgracia. Especuló que Zobayan se desorientó en medio de las nubes, un riesgo común para los pilotos.
Consideró que Zobayan debió haber vuelto al punto de origen o aterrizado, pero quizá se sintió presionado para llegar a su destino, un riesgo laboral para los pilotos, conocido como “tenemosquellegaritis” o “volvamosacasitis”.
“Alguien que es una celebridad adinerada y que puede pagar el costo de un helicóptero para desplazarse, lo hace con el fin de llegar de un punto A a un punto B sin demora”, explicó Waldman. “Alguien que vuela para ganarse la vida siente cierta presión inherente por hacer el trabajo. Y es que si en muchas ocasiones dice: ‘No, no pienso que pueda volar, el tiempo se está poniendo malo o hay demasiado viento’… terminará perdiendo su empleo”.
Kurt Deetz, piloto de helicópteros, dijo que transportó a Bryant decenas de veces durante un periodo de dos años que concluyó en 2017. Con frecuencia lo llevaba a los partidos en el Staples Center, y no recuerda que jamás el astro de los Lakers o sus asistentes lo hayan presionado para volar en condiciones meteorológicas de riesgo.
“Nunca hubo presión alguna que Kobe ejerciera sobre algún piloto para llegar a algún lugar. Nunca, nunca”, aseveró Deetz. “Pienso que él realmente entendía el concepto de profesionalismo: ‘Haz tu trabajo y yo confío en ti’”.