Se presentaron ante Kevin Durant como un grupo. Stephen Curry y los jugadores clave de los Warriors de Golden State viajaron el verano pasado a la otra punta del país para convencer al deseado agente libre de la única forma que conocen: con la "fortaleza de sus números".
Durant no necesitaba grandes argumentos aquel día en los Hamptons. Se decantó por Curry, Draymond Green, Klay Thompson y por la posibilidad de ganar un anillo en lugar de regresar a Oklahoma City. Criticado y escrutado por cada aspecto de esa decisión, el lunes Durant levantó triunfante los brazos y el trofeo de Jugador Más Valioso de la final de la NBA, radiante en su estreno como campeón de la liga, justo como había planeado.
Abrazó a su madre Wanda varias veces. Y también a Curry. E incluso a LeBron James, celebrando la lucha y brillantez desplegada por ambos en un entretenido espectáculo de ida y vuelta en su trilogía de finales. Golden State ganó en 2015, los Cavaliers el año pasado y los Warriors de nuevo este año.
"Escuché todas las historias a lo largo de la temporada sobre que me estaba acoplando, que esperaba ir a remolque, que estaba dejando que los demás hiciesen el trabajo", señaló Durant. "Pero eso está lejos de la verdad. Vine e intenté ayudar a mi equipo. Como dije, intenté ser yo mismo, ser agresivo y sacrificarme a la vez”.
Ante todos esos comentarios sobre la química en el súper equipo _ al que algunos bautizaron como “supervillanos” _, sobre cómo podrían no tener suficientes canastas para tantos grandes anotadores, los Warriors siguieron ganando mientras el mundo observaba con lupa cada movimiento en la franquicia de East Bay.
Aunque Durant y Curry estuvieron siempre en el centro, se mostraron relajados y centrados en construir su propia relación _ sin mencionar su capacidad de tiro _ con anotaciones que fueron muy parecidas.
"La forma en la que aprovechó la oportunidad en las finales fue increíble”, señaló Curry. "Es un poco una loco pensar sobre las conservaciones que tuvimos este verano y durante el año sobre cómo podíamos encajar, y hacer lo que hacemos y ser los jugadores que somos y ver como revivimos en esta serie, fue increíble”.
Durant, que fue seleccionado para el Juego de las Estrellas en ocho ocasiones y solo necesitaba un anillo de campeón para cimentar su estatus, anotó 39 puntos en el juego definitivo de la serie, que los Warriors ganaron 129-120, y promedió 35,2 tantos y 8,4 rebotes en la fase.
"Estoy contento por él. Ha tenido una carrera asombrosa, pero ahora pasó al siguiente nivel”, declaró su entrenador, Steve Kerr. "Estuvo increíble toda la temporada. Tuvo una serie sorprendente, dominando. Todo el mundo los últimos 10 años sabía lo bueno que era, pero hasta que despuntas y ganas ese primer campeonato, siempre hay algo ahí. Estoy muy feliz porque Kevin haya despuntando. Y queda más por venir”.
Diez años después de ser seleccionado en segunda posición en el draft por detrás de Greg Oden, Durant ha llegado a la cima. Siempre que se le pregunta por sus propios logros, responde rápido, como hizo el lunes con una gorra de campeón de la NBA en la cabeza, diciendo: “Es un deporte de equipo”.
Kevin Durant & Stephen Curry lead @Warriors to Game 5 victory to secure 2017 #NBAFinals title! #DubNation pic.twitter.com/E20rky2zTy
— NBA (@NBA) June 13, 2017