Siete faltas técnicas y una flagrante; una discusión acalorada entre LeBron James y Kevin Durant, así como otros altercados. A Tyronn Lue le gustó eso.
De acuerdo con el entrenador de Cleveland, el hecho de que la final de la NBA se haya tornado más ruda en el cuarto partido es una señal positiva para su equipo. De hecho, espera que la situación persista durante el resto de la serie, como una receta para que los Cavaliers logren una remontada sin precedente ante los Warriors de Golden State.
“En lo personal, me gustó esto”, dijo Lue el domingo. “Pienso que en los primeros dos partidos fuimos demasiado agradables. En los primeros tres partidos, todos ayudaban a que el rival se levantara, todos se sonreían. No me gustó eso, así que pienso que en el cuarto partido, todo lo que se hizo, las jugadas rudas, todo lo que tratamos de hacer para lograr el triunfo había que hacerlo”.
Los Cavs mostrarían la misma mentalidad en el quinto partido, cuando buscarán de nuevo evitar la eliminación.
Después de que Golden State propinó dos palizas en el comienzo de la serie, los Warriors dieron vuelta al marcador para llevarse también el tercer partido. En el siguiente, los ánimos se calentaron entre dos equipos que se enfrentan por tercer año consecutivo en una final.
James dijo que los Cavs se disgustaron por los comentarios que hizo Draymond Green, de Golden State, acerca de que quería celebrar un título en Cleveland por segunda vez en tres temporadas.
El juego comenzó con mayor intensidad, y el encono se hizo manifiesto en el tercer periodo. Durant se molestó por un golpe que Kevin Love le propinó en la cabeza, lo que se sancionó como falta flagrante. Luego vino el altercado con James.
Al final de ese cuarto, dos jugadores cayeron en el piso y forcejearon por un balón perdido, antes de que los árbitros ordenaran el salto entre ambos para dirimir la posesión. Iman Shumpert, de Cleveland, se paró frente a Zaza Pachulia y trató de arrebatar el balón en cuanto sonó el silbato. Pachulia lanzó dos golpes que rozaron la ingle de Shumpert, y se marcaron faltas técnicas a los dos.
“Esto se realizó… con respeto a las reglas”, dijo Pachulia respecto de las jugadas rudas. “Nada rebasó los límites. Fue algo emotivo. Era probablemente el último partido de la temporada, así que no quieres facilitarle nada al rival. Sabemos que el siguiente partido no será fácil. Tendremos que ganarnos ese triunfo”.
El aumento en las fricciones habría sido lo que despertó a Tristan Thompson. El ala-pívot de los Cavs fue clave en los últimos dos años, por su agresividad para buscar los rebotes. Su actuación había sido discreta en los primeros tres encuentros, con apenas 11 balones capturados ante los tableros.
Tan sólo en el cuarto juego, Thompson totalizó 10 rebotes, incluidos cuatro ofensivos que dieron a Cleveland oportunidades adicionales de anotar e impidieron los contraataques de los Warriors.
“T-Lue ha dicho que, desde el primer partido, el equipo con la alineación titular que marca la pauta desde el comienzo y busca el contacto físico tiene definitivamente la ventaja”, afirmó Thompson. “Hicimos eso en el cuarto partido y tendremos ese mismo tipo de esfuerzo o incluso más en el quinto”.
Eso es lo que quiere precisamente Lue.