Quienes piensen que el dominio aplastante de Golden State ante Cleveland logrará que esa locura que provocan las finales de la NBA entre los fanáticos merme o disminuya por la falta de adrenalina en el resultado de la serie, no estarán en el camino indicado. Ese especie de drama no se refleja en el rating que marca que los primeros dos juegos de la final entre Cleveland y Golden State los vio un promedio de 19,2 millones de espectadores, un 4 por ciento más que el año pasado.
Otro dato habla a las claras del interés del público estadounidense por el duelo entre los Warriors y los Cavs. La segunda victoria de Golden State, el domingo, fue seguida por un promedio de 19,7 millones de teleespectadores, la mayor cifra para el segundo partido de una final desde 1998. Aquel año, el último de la carrera de Michael Jordan, Chicago Bulls le ganó ese encuentro a Utah Jazz frente a una audiencia de 26,7 millones de testigos.
Más allá de los 19 puntos de diferencia (132-113) que dejaron la serie 2-0, fue también el poderío ofensivo de Golden State lo que los mantuvo en vilo hasta el final para llegar a esa cifra histórica. Ese segundo juego no sólo registra un récord en la audiencia sino que esos 132 puntos que anotaron Stephen Curry, Kevin Durant y compañía es el número más alto desde que los Lakers marcaron 141 ante Celtics en 1987.
Atractivos de sobra tiene este duelo final. Está el simple e irracional fanatismo que genera una definición de la liga. Y la historia a favor que lleva LeBron James con la remontada de junio pasado, cuando Cleveland dio vuelta la serie ante Warriors para convertirse en el primer equipo en trocar un 1-3 en un 4-3 en una final. Claro que el año pasado Kevin Durant no jugaba en Golden State.
Las finales de 2016 promediaron 20,3 millones de teleespectadores y 11,4 puntos de rating. El séptimo juego había arrojado una cifra de 31 millones de fanáticos y se convirtió así en el más visto desde el sexto de la final de 1998.
De las tres ediciones que llevan Warriors y Cavaliers como protagonistas de las finales de NBA, ésta es la de mayor rating. Si el Rey LeBron despierta o el dominio de los implacables Curry-Durant continúa, se verá con el correr de los juegos. Pero los millones seguirán prendidos, porque esa lucha no se la querrá perder nadie.