Tras seis meses de campaña regular y tres rondas de playoffs, la final de la NBA comienza justo donde culminó la anterior. Desde luego, el nuevo protagonista es Kevin Durant, quien dejó las filas de Oklahoma City para convertirse en un astro más de los Warriors de Golden State.
Muchos esperaban este tercer capítulo de la final entre Warriors y Cavaliers. No se equivocaron.
El nuevo episodio de la trilogía dará a Stephen Curry y Draymond Green la oportunidad de vengar la derrota sufrida el año anterior por unos Warriors que colapsaron. Por su parte, LeBron James tiene abierta la puerta para conseguir un cuarto título de la NBA, en su intento por alcanzar los seis de Michael Jordan.
En cuanto a Durant, tendrá la posibilidad de obtener un primer cetro, que daría validez a su decisión de abandonar el Thunder para llegar al equipo más poderoso de la liga.
“No puedo salir a la cancha y hacer todo por mí mismo. Tampoco puedo dejar que mis compañeros hagan todo por mí”, comentó Durant el miércoles, un día antes del primer encuentro de la final. “Tengo que hacer mi parte y todos debemos jugar como equipo”.
El nuevo duelo se anticipaba desde junio pasado, cuando James se marchó de la cancha de Oakland tras dar a Cleveland su primer título deportivo relevante desde 1964.
James había conseguido otros dos cetros, como parte de otro conjunto repleto de estrellas, el Heat de Miami. Pero la coronación del año pasado con el equipo de su estado natal fue más significativa para el legado del astro.
“Ahora ya no estoy en una situación en que busque demostrar que la gente estaba equivocada o en que quiera silenciar a los críticos”, explicó James. “Me gradué de eso cuando llegué a los 30 años. Al final del día, sé de qué estoy hecho. Mi única motivación es competir por un campeonato cada año”.
Los Warriors, que no habían sido campeones de la NBA en 40 años, lograron el título en 2015. Un año después, dilapidaron una ventaja de 3-1 en la serie y se fueron con las manos vacías, tras una temporada regular en la que impusieron un récord con 73 triunfos.
Aquella final dio un vuelco cuando Green fue suspendido durante el quinto partido. A partir de ese momento, James y Kyrie Irving montaron su espectáculo.
“Siempre que un equipo te vence, te encantaría volverlo a enfrentar”, reconoció Green. “Pero al final, ganar un campeonato es lo importante. No importa a quién tienes que vencer, sólo quieres derrotarlo”.
Durant y James se enfrentaron ya en una final, pero con diferentes uniformes. James obtuvo su primer título en 2012, con Miami, superando en cinco juegos a Durant y al Thunder.
El desempeño de Durant fue destacado, con un promedio de 30,6 puntos y 55% de sus tiros encestados. Pero James salió victorioso.
“Sé que he crecido como jugador gracias a la experiencia de los últimos cinco años, pero si no salgo y ejecuto las jugadas, nada de eso importará”, indicó Durant.
El primer viaje de James a la final fue hace 10 años, cuando San Antonio barrió a Cleveland. Entonces, su entrenador era Mike Brown, quien ha fungido como técnico interino de los Warriors dado que Steve Kerr no puede ir al banquillo, por complicaciones tras una cirugía de espalda.
Brown fue entrenador de Cleveland en dos ocasiones. Guio al equipo hasta los playoffs cinco veces seguidas, de 2006 a 2010, antes de volver sólo por un año, en 2013-14, cuando los Cavs ganaron 33 partidos.
“Es algo surrealista”, opinó Brown. “Estoy seguro de que mañana, cuando comience el partido y vea a los jugadores con el uniforme, podré digerir más todo esto”.
De acuerdo con las casas de apuestas en Las Vegas y con distintos sitios de análisis, los Warriors son claros favoritos, tras arrasar en los playoffs con un margen de victoria que promedió los 16,3 puntos. Pero Kerr trata de evitar el exceso de confianza.
“Hemos tenido una gran temporada hasta este momento, y unos buenos playoffs. Ojalá que sigamos así, pero respetamos totalmente al equipo que enfrentaremos. Es el campeón y nosotros no lo somos”, indicó.