16 años de Gobierno Sandinista, Por: Erving Vega

16 años de Gobierno Sandinista, Por: Erving Vega
Foto: 16 años de Gobierno Sandinista, Por: Erving Vega /Cortesía

Lo cierto es que hemos pasado de ser los peores en todo a ser los mejores, o estar entre los mejores, en todo. Y si tomamos en cuenta que empezamos a respirar no porque la corriente haya estado a nuestro favor, entonces el mérito es innegable.

Por: Erving Vega
10 de enero de 2022

Hace tan poco, que la memoria no nos puede fallar. Hace exactamente 16 años el rumbo de Nicaragua era una caída en picada. Bastaría como evidencia de tal afirmación recordar los apagones de hasta 12 horas diario y la parálisis nacional que eso significaba, además de la incomodidad y frustración del país entero.

El legado de 17 años (1990-2006) de 3 gobiernos neoliberales puede resumirse en ese dato, aunque el desglose de tanta negligencia, corrupción y apatía necesitaría mucho más que un artículo de 1,200 palabras. Pero como para muestra un botón, al final espero pecar de exceso, por aquello de que es mejor que sobre y no que falte, y sobre todo para no dejar resquicio a vacilaciones.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible adoptada por Naciones Unidas en 2015 es un buen filtro para evaluar el progreso, estancamiento o retroceso en materia de desarrollo de un país en un determinado momento de su historia. Son 17 objetivos. Me quedo con los 8 primeros, por síntesis y porque el progreso de estos condiciona cualquier avance de los 9 que siguen.

Así que la cuestión es ¿cómo estaba Nicaragua en 2006?, al cierre del tercero y último de los gobiernos neoliberales que se sucedieron desde 1990, a la luz de los objetivos de desarrollo sostenible y sus principales indicadores; y para tener una perspectiva del salto que el país ha experimentado durante los 16 años que siguieron, ahora con un gobierno sandinista, la pregunta también es ¿cómo estamos hoy?.

16 años de Gobierno Sandinista, Por: Erving Vega
Foto: 16 años de Gobierno Sandinista, Por: Erving Vega /Cortesía

Les comparto una recopilación de datos que espero resuma la respuesta a ambas preguntas. Los números hablan y bastante claro. Lo cierto es que hemos pasado de ser los peores en todo a ser los mejores, o estar entre los mejores, en todo. Por ejemplo, nadie discute que tenemos:

El país más seguro de Centroamérica. La tasa de homicidios pasó de 13.4 por 100,000 habitantes en 2006 a 7 en 2020. Las mejores carreteras de Centroamérica. En 2006 había 2,439 kilómetros de carreteras pavimentadas, con solo el 30% en estado regular. Actualmente la red vial supera los 5 mil kilómetros. Según el Foro Económico Mundial, Nicaragua está entre los primeros 5 países con las mejores carreteras en América Latina y El Caribe, y es el número 1 en Centroamérica.

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Foto: 16 años de Gobierno Sandinista, Por: Erving Vega /Cortesía

Liderazgo en energía renovable. Según la Revista Sostenibilidad, Nicaragua se ubica en el lugar número 8 a nivel mundial en promoción de política para generar energías renovables.
La mejor y más grande red hospitalaria de Centroamérica. En 2006 había 1,092 unidades de salud, la mayoría en estado deplorable. Actualmente el país cuenta con 1,596 unidades de salud.

También es notable la reducción de muertes maternas. En 2006 la tasa era de 93 muertes por 100 mil nacidos vivos, actualmente es de 31.4. La mortalidad infantil bajó de 29 por 1000 nacidos vivos en 2006 a 12.6 por 1000 nacidos vivos en 2021. Y aunque no conozco un ranking, seguro si lo hubiera, Nicaragua estaría entre un pequeño grupo de países donde las tecnologías más avanzadas están al servicio gratuito de la población, como la radioterapia con aceleradores lineales o la realización de cirugías fetales de altísimo costo, pero de acceso gratuito para quien lo necesite.

16 años de Gobierno Sandinista, Por: Erving Vega
Foto: 16 años de Gobierno Sandinista, Por: Erving Vega /Cortesía

El salto es cuantitativo y cualitativo y ha transcurrido al mismo tiempo que el mundo nos zarandeó con una crisis económica en 2008, una intentona golpista en 2018, una pandemia que todavía merece atención, dos huracanes en fila en 2020 y sanciones extranjeras (agresiones que, lejos de facilitar, torpedean los esfuerzos nacionales). Tomando en cuenta que empezamos a respirar no porque la corriente haya estado a nuestro favor, entonces el mérito es innegable. Y pues concluiré con un cliché bíblico, inevitable y oportuno para la ocasión: El que tenga ojos que vea y el que tenga oídos que oiga.