Costa Rica vive una alarmante transformación hacia lo que expertos ya describen como un narcoestado, donde las redes criminales del narcotráfico se han infiltrado en las más altas estructuras del Gobierno.
El más reciente episodio de esta penetración se dio el 18 de diciembre, con una serie de allanamientos judiciales que resultaron en la detención de cuatro oficiales de la Fuerza Pública y una funcionaria judicial; acusados de colaborar con una banda dedicada a la venta de drogas en Aserrí y Acosta.
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Esta organización criminal también es investigada por su vinculación con préstamos «gota a gota» y tres homicidios.
Álvaro Ramos, experto en seguridad, destacó que la amenaza del narcotráfico ha alcanzado niveles críticos, afectando la seguridad nacional. Según Ramos; la infiltración en funcionarios públicos es solo la punta del iceberg de un problema mayor.
Costa Rica en la cuerda floja
«El narcotráfico ha penetrado hasta el nivel más alto, incluso hemos tenido ataques directos a funcionarios«; señaló.
La situación se refleja en la creciente sensación de inseguridad entre la población. Encuestas recientes muestran que casi el 80% de los costarricenses sienten que la corrupción y el narcotráfico han desbordado el control del Gobierno; lo que agrava aún más la crisis.
Los operativos del 18 de diciembre, liderados por el OIJ, resultaron en la captura de los cabecillas de la banda, quienes operaban principalmente en las cercanías de colegios, ofreciendo drogas a estudiantes.
Además, se descubrió que la organización no solo traficaba narcóticos; sino que también se dedicaba a la legitimación de capitales a través de negocios como una zapatería y una barbería.
A pesar de la gravedad de la situación, las autoridades aseguran que la lucha contra el narcotráfico y la corrupción continuará con mano dura, con investigaciones en curso y la promesa de sancionar a todos los implicados.