Alma Cleotilde Grand Pérez, mejor conocida como «La Bruja Cleo«, falleció la mañana de este miércoles en el Hospital Escuela de Tegucigalpa, capital de Honduras; según confirmaron las autoridades del Instituto Nacional Penitenciario (INP).
Las causas de su muerte no han sido esclarecidas, pero a través del informe aprovecharon para hacer un llamado a sus familiares para que se presenten a reclamar su cuerpo; pues ella aseguraba haber tenido hijos, aunque según el centro penal donde fue recluida; nunca se presentaron a visitarla.
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Los crímenes de Cleo
La mujer, pasó 23 de sus 63 años en prisión, en la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS), pues se le acusó de cometer varios delitos; entre ellos, el asesinato despiadado de tres hombres: José Cabrera, Tiburcio López y Manuel Rivera.
Debido a lo dantesco de los crímenes, en los que no solo descuartizó a sus víctimas; sino que además practicó ritos satánicos con sus restos y los ocultó durante mucho tiempo en su vivienda, resulto condenada a pasar 70 años en prisión. También se dijo que «La Bruja Cleo» llegó a preparar nacatamales con carne humana.
Según los registros, un agente de la Policía de Investigación Criminal descubrió que en su casa, en El Porvenir, «había algo que se estaba pudriendo». Era el cadáver de su última víctima.
Los parientes de Tiburcio López, de origen guatemalteco, reportaron su desaparición, pues lo último que se supo de él es que visitó El Porvenir para llevarle mercadería a sus clientes, de los cuales «Cleo» formaba parte.
Durante la búsqueda en su vivienda hallaron el cuerpo del chapín dentro del fogón donde preparaba sus alimentos y bajo unas matas de banano los restos de José Cabrera.
La mujer garífuna mataba a hombres maduros que representaran una especie de figura paterna, pues le recordaban a su padre, Robinson Grand; quien la había abusado desde su niñez y que además había involucrado en su crianza a una madrastra, que de igual forma la maltrató.
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Además, tenía mucho resentimiento hacia todo el mundo, pues su madre la abandonó desde muy pequeña y cuando creció una de sus parejas la contagió de VIH, según lo recabado en el libro «La máscara del mal», inspirado por la asesina serial y escrito por Carmilla Wyler.
Ritos y conversión
En 2015, durante una de las visitas de Diario La Prensa a la cárcel, la mujer le dio un recorrido por su celda al equipo y entre risas relató que pidió a las autoridades que le permitieran estar sola en el reciento; pues quería «hacer mejor mis brujerías, por andar detrás de la chanchada».
Además, Cleo aseguró que al estar totalmente sola y aislada no tenía quién le ayudara en caso de enfermarse; y denunció persecución por parte de algunas personas en la prisión.
Con el tiempo, la mujer aseguró haberse convertido al cristianismo y se le logró ver cargando una Biblia cuando caminaba por los pasillos de la cárcel de mujeres.
Por elheraldo.hn