Es bien sabido que a los narcotraficantes mexicanos les gusta tener “mascotas exóticas”; como tigres, leones, panteras, jaguares, aves y serpientes, algo que retomaron del extinto capo colombiano Pablo Escobar; quien tenía un zoológico privado con decenas de rinocerontes.
En el estado mexicano de Guerrero, afectado por la pobreza y la operación de cárteles de la droga; se dio a conocer que un grupo armado alimentaba a sus tigres de Bengala, con los cuerpos de sus rivales.
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De acuerdo con información del periódico Reforma, la Fiscalía local realizó un operativo en el municipio de Quechultenango, donde opera un grupo conocido como los Ardillos; a quienes les decomisaron marihuana, siete autos y cinco inmuebles, en los que almacenaban autopartes y herramientas robadas.
Lo que más llamó la atención de las autoridades es que estos criminales tenían a tres tigres encerrados en una jaula; los cuales eran usados para comer los cuerpos de los sicarios de grupos rivales o de las personas que secuestraban y así no dejar rastro.
FGE, SEDENA y GN en operativo conjunto en #Quechultenango aseguraron a un masculino, vehículos con reporte de robo, droga, arma, cartuchos y animales exóticos.https://t.co/Pp0AmLOMlC pic.twitter.com/70lIRWQ9Ej
— FGE Guerrero (@FGEGuerrero) February 18, 2022
Los tigres del narco
En enero pasado circuló un video en las redes sociales de un tigre, cuyo dueño es un jefe regional de la organización delictiva la Nueva Familia Michoacana, que aterroriza a los estados de la costa del Pacífico. El sujeto identificado como Medardo Hernández Vera, alias Lalo Mantecas o El 100 contrató a tres sicarios y dos cuidadores para hacerse cargo de su cachorro de tigre.
En la serie de Netflix, Narcos México hay una escena que ejemplifica este tipo de casos, ya que en la fiesta de cumpleaños de Miguel Ángel Félix Gallardo, alias el Jefe de Jefes; quien destaco como líder del Cártel de Guadalajara en los años 80, recibió un regalo muy excéntrico por parte de Joaquín “el Chapo” Guzmán; nada más y nada menos que un tigre de Bengala.
Por laopinion.com