El huracán Beryl, ha dejado un rastro desgarrador de destrucción a su paso por el Caribe; especialmente en las pequeñas islas de Granada.
Con categoría 4 al acercarse inicialmente, Beryl alcanzó una intensidad de categoría 5; arrasando con Carriacou y Pequeña Martinica el pasado lunes.
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El primer ministro de Granada, Dickon Mitchell, describió la devastación como «inimaginable» y «total«; destacando que aproximadamente el 98% de los edificios en estas islas resultaron dañados o destruidos.
El Princess Royal Hospital y las infraestructuras clave, como aeropuertos y puertos deportivos; sufrieron graves daños.
Huracán Beryl arrasa con Granada
Sin electricidad ni comunicaciones, las islas enfrentan una crisis humanitaria mientras los habitantes luchan por sobrevivir entre los escombros y la falta de recursos básicos. Los cultivos fueron arrasados; dejando a las comunidades sin alimentos locales y dependientes de la ayuda externa.
Aunque el número de muertos es relativamente bajo, con informes de varias víctimas en Granada y otras naciones cercanas; el impacto ambiental también es severo.
Carriacou quedó despojada de su vegetación, con manglares devastados y un paisaje irreconocible. La preparación para la llegada de Beryl en Jamaica y las Islas Caimán ha sido intensa; con evacuaciones obligatorias y toques de queda implementados para proteger a los residentes.
El huracán, el primero en alcanzar categoría 5 tan temprano en la temporada, ha puesto de relieve los crecientes riesgos del cambio climático. Mitchell atribuyó directamente a Beryl al calentamiento global; instando a una acción internacional más firme para mitigar los impactos futuros.
Con sistemas de agua y energía gravemente afectados, la recuperación será prolongada y costosa para las comunidades ya vulnerables.
En resumen, el huracán Beryl ha desencadenado una crisis humanitaria y ambiental en el Caribe; subrayando la urgente necesidad de medidas climáticas más efectivas y solidaridad global en tiempos de crecientes desastres naturales.