En medio de la peor sequía desde que se tienen registros, Brasil continúa luchando este viernes contra miles de incendios cuyo humo afecta a algunas de sus principales ciudades, como São Paulo y Río de Janeiro, y a países vecinos.
«El gobierno federal, junto con los gobiernos estatales y municipales, está trabajando para combatir los focos de incendios provocados en todo el país», escribió el presidente Luiz Inácio Lula da Silva en la red social Bluesky.
El número de incendios en los primeros 12 días de septiembre (49.266) ya superó los registrados el mismo mes del año pasado (46.486), según las mediciones del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) a partir de datos satelitales.
Hasta la medianoche del jueves, el gigante latinoamericano acumulaba el 60,7% de las quemas que han tenido lugar en el noveno mes de 2024 en toda Sudamérica, según la entidad.
🇧🇷 | Las llamas siguen asolando Brasil. La realidad de los incendios en el país es alarmante y exige una respuesta urgente. pic.twitter.com/U94isouaf5
— Mundo de Noticias 📰🗞️ 🌎 (@MundoNoticiasGL) September 14, 2024
Brasil registra un 60% de los incendios en Sudamérica
Varias de ellas se concentran en zonas naturales clave, como la Amazonía, el bioma de El Cerrado y el Pantanal, un rico santuario de la biodiversidad en el sur del país.
El fuego también alcanzó el viernes el norte de la ciudad de São Paulo. Un helicóptero de la policía militar trataba de apagar un incendio forestal, cerca de la favela de Brasilandia, constató la AFP.
A raíz de las llamas, Brasil ha emitido alrededor de cuatro megatoneladas (1 megatonelada equivale a 1 millón de toneladas) de dióxido de carbono en lo que va de septiembre, dijo a la AFP Mark Parrington, científico del observatorio europeo Copernicus.
En los fuegos de todo el mundo se han despedido entre 10 y 15 megatoneladas, explicó.
«Esto refleja el gran número de incendios en Brasil, su intensidad y su persistencia durante el último mes, a medida que alcanzamos el punto álgido de la temporada de incendios», sostuvo el experto.
Los focos ígneos en Brasil, cuyo humo se ha extendido incluso por países vecinos como Uruguay y Argentina, son en su mayor parte de origen criminal y a menudo ligados a la actividad agrícola, de acuerdo con las autoridades.
Presionado para que su gobierno brinde respuestas a la emergencia, el mandatario brasileño instó este viernes a la población a denunciar a los responsables.
Su administración anunció el miércoles la creación de un equipo de trabajo que, entre otras medidas, reforzará las sanciones contra quienes provoquen fuegos que afecten el medio ambiente.
«El humo, la oscuridad»
Las llamas se propagan más fácilmente debido a una sequía histórica que los expertos vinculan con el cambio climático, y también debido a la baja humedad.
El Instituto Nacional de Meteorología lanzó este viernes una alerta de «peligro» para zonas del sureste, donde se ubican São Paulo y Río, y del centro del país, por cuenta de niveles de humedad de 12 a 20%.
«Al caer la noche, el suelo ya no se moja, solo baja un poco la temperatura», explicó el capitán Roberto Farina, portavoz de la Defensa Civil de São Paulo, al diario Folha.
«Parece que el fuego se ha apagado, pero la brasa sigue ardiendo imperceptiblemente. Al día siguiente, empieza a hacer calor y la brasa vuelve a encenderse», agregó al explicar las complejidades de combatir los incendios en estas condiciones.
En Mangaratiba, un pueblo costero vecino de Río de Janeiro, la visibilidad era reducida por los humos de los incendios que arden desde hace dos días en las montañas circundantes.
Con temperaturas crecientes y nubes de humo por doquier, Gilberto de Oliveira Santos, un habitante de 79 años, descarta que se trate de un «fenomenocito».
«Vemos en la televisión que hablan (de incendios) en la Amazonía, pero sabemos que está en todo Brasil», dijo a la AFP. «Lo sentimos en el aire, es visual el humo, la oscuridad, y da problemas en las fosas nasales», agregó.
Otra vecina, Marta da Conceição da Silva, de 49 años; señaló que su familia está «con falta de aire» y dificultad para respirar por la nube tóxica.