Este viernes 25 de junio, el cura salteño Agustín Rosa Torino enfrentará a la Justicia. No a la “justicia divina”, en la que se amparó hasta que recibió la primera denuncia por abuso sexual en diciembre de 2015; sino ante un tribunal colegiado por magistrados mortales que podrán enviarlo a la cárcel con una dura condena.
El juicio se realizará en la Sala IV del Tribunal de Juicio de Salta, presidido por el juez Maximiliano Troyano, junto a Norma Vera y Roberto Faustino Lezcano.
Al cura se lo acusa de los delitos de abuso sexual gravemente ultrajante por la duración agravado por ser ministro de culto reconocido, en perjuicio de Yair Gyurkovitz y Valeria Zarza; y de abuso sexual simple agravado por ser el autor ministro de culto reconocido, en perjuicio de Jonatan Alustiza.
Convocamos a la sociedad toda a visibilizar este tuit como forma de acompañamiento a las víctimas sexuales del sacerdote AGUSTÍN ROSA TORINO. #EstadoLaicoYA #Justicia#Salta #BastaDePrivilegios pic.twitter.com/z27CKRsTCx
— ILEC Argentina (@ILEC_ArgOk) June 23, 2021
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Los cargos contemplan penas de hasta 20 años de prisión y, de ser hallado culpable, Agustín Rosa Torino podría ser condenado a prisión efectiva.
No fue un simple sacerdote
El caso tiene una particular gravedad para la trama institucional de la provincia. Agustín Rosa Torino, de cuya vida personal se sabe muy poco, no fue un simple sacerdote. Supo tener influencia entre los políticos y el obispado local. También en el Vaticano.
Tan es así que, en 1986 y con el visto bueno del entonces papa Juan Pablo II, el cura fundó el Instituto Religioso Clerical de Derecho Diocesano “Hermanos Discípulos de Jesús de San Juan Bautista”.
El Instituto, además, tiene sedes en México, Chile y España y lo componen sacerdotes, diáconos permanentes y consagrados que emiten votos públicos perpetuos y practican con exclusividad la vida contemplativa, monástica o eremítica.
En la sede de Salta, donde “se llevaba una vida de semi-clausura”, Rosa Torino era considerado un “líder natural y espiritual”. Allí, donde predicaba la palabra de Dios, este cura abusó de dos novicios y una monja según la acusación en su contra.
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“Castigado” con la suspensión del ejercicio del sacerdocio y luego de que el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto le quitara la personalidad jurídica a la Congregación que fundó hace más de 35 años; Agustín Rosa Torino pasa los días recluido en una casa de campo y de retiro en Finca La Cruz; donde cumple con el arresto domiciliario -sin tobillera electrónica- que le ordenó la Justicia en agosto de 2017.
En junio de 2019, tras la elevación a juicio del caso, el Papa Francisco decretó la supresión del Instituto liderado por el cura.
En ese momento, también se filtró un dato clave: el cura “era investigado por delitos de lavado de activos y narcotráfico”.
Este viernes 25, inicia el juicio al cura abusador Agustín Rosa Torino ⛪?
Nos movilizamos a Ciudad Judicial a las 12.30hs
❌ ¡Cárcel común y efectiva!
❌ ¡Basta de encubrimiento a los violadores!
❌ ¡Separación de la iglesia del Estado!Lee más acá ? https://t.co/Mo588w4ZkM pic.twitter.com/gEOkL5lr6D
— Plenario de Trabajadoras Salta (@PDTSalta) June 23, 2021
Las víctimas del cura
“Todos tenemos debilidades. Hay que saber perdonar”, le dijo Agustín Rosa Torino a Jonatan Alustiza (26) el día que el novicio se animó a contarle al cura que, durante su estadía en la sede del Instituto Discípulos de Jesús de San Juan Bautista, ubicada en la ciudad de Puerto Santa Cruz, había sido abusado sexualmente por Nicolás Parma, también conocido como “Padre Felipe”.
Corría el año 2012 y, en ese momento, Alustiza tenía 17 años. Los abusos habían sucedido en 2009, cuando el joven apenas alcanzaba los 14 años.
Dos meses después de contarle a Rosa Torino lo que le había sucedido, el cura salteño abusó de él tocándole los órganos genitales. Cuando entendió que nadie iba a alzar la voz para protegerlo, Jonatan Alustiza decidió escapar de la Congregación. “Me fui corriendo”, explica.
El testimonio de Yair Gyurkovitz (25) -otro ex novicio e integrante del Instituto religioso- es exactamente igual al de Alustiza.
Entró a la Congregación cuando tenía 14 años, vivió un tiempo en Salta y luego lo trasladaron a Puerto Santa Cruz; donde abusado por el sacerdote Nicolás Parma. De regreso a Salta, fue víctima de Rosa Torino. A diferencia de Alustiza, Gyurkovitz permaneció en el Instituto y los abusos por parte del sacerdote sucedieron más de una vez.
Gyurkovitz fue el primero en denunciar penalmente a Rosa Torino por abuso sexual.
Su testimonio es el puntapié para la investigación que se inició el 17 de diciembre de 2015 y que, finalmente, llevará a juicio oral al sacerdote este viernes 25 de junio.
Actualmente, los tres denunciantes integran la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico en Argentina.
Por Infobae