Con sus fuegos artificiales y la tradición de vestirse de blanco, Rio de Janeiro volvió este viernes a celebrar su fiesta de fin de año en la playa de Copacabana, aunque con menos público debido a la lluvia y las restricciones por la pandemia en Brasil.
Al son de Garota de Ipanema y otros clásicos brasileños, 14 toneladas de fuegos artificiales encantaron a los cariocas y turistas que bajaron hasta la playa; en una noche de tiempo inestable y menos aglomeraciones que antes de la pandemia.
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«Fue emocionante, porque pasamos mucho tiempo en pandemia y ahora que los fuegos volvieron, parecen más bonitos, son más significativos»; dijo a la AFP la carioca Andreia Viana, 47, que observó atenta los 16 minutos de show pirotécnico junto a familiares y amigos, vestida con un mono amarillo «para atraer prosperidad» en este 2022 en Brasil.
La llovizna intermitente que cayó a lo largo del día dio una tregua a la media noche y animó a quienes bajaron a la arena, para descorchar sus espumantes, arrojar flores al mar y sacarse selfis en la famosa fiesta de fin de año en Brasil; que debe extenderse hasta entrada la madrugada.
La expectativa del sector hotelero es de una ocupación cercana al 100% el fin de semana.
Pandemia y lluvia frena a la gente en Brasil
Pero ante la llegada de la variante ómicron, las autoridades de Brasil tomaron una serie de medidas para reducir las aglomeraciones en Copacabana; como la cancelación de los shows musicales, el cierre del metro, la prohibición de circulación de coches después de cierto horario y el desvío de ómnibus provenientes de otros barrios.
El resultado fue una imagen muy distante al último ‘Reveillon’, a inicios de 2020, cuando un récord de casi tres millones de personas que colmó la playa de punta a punta.
Así mismo el año pasado la fiesta se canceló debido a la pandemia, que ha causado más de 619.000 muertes en Brasil.
Celebración distinta del Año Nuevo
La ciudad quemó fuegos en otros nueve puntos de la urbe, alentando al público a acudir al más cercano para evitar aglomeraciones.
«Esperaba mucha más gente, que fuera estresante, pero está tranquilo, me gusta», admitió la neurocientífica colombiana Alejandra Luna, de 28 años; que vive en Austria y resolvió cruzar el Atlántico para festejar el nuevo año con amigos colombianos y europeos.
Su deseo para 2022 es poder «dar besos y abrazos sin pensar mucho», algo que la pandemia le ha quitado.
Otras capitales brasileñas como Sao Paulo o Salvador cancelaron sus festejos de fin de año ante el vertiginoso aumento de casos en el mundo provocados por la variante ómicron.
Al revés que otros países, el número de casos de coronavirus todavía se mantiene bajo control en Brasil; aunque los datos recopilados en las últimas semanas son parciales debido a un ciberataque que sufrió el sitio del ministerio de Salud a principios de mes.