Don Edwin Cordero Cordero es un adulto mayor de 74 años que a pesar de tener una casa propia vive en un contenedor de carga ubicado en un parqueo de Hatillo centro, Costa Rica.
Según explica el señor, su vivienda se encuentra en Los Pinos de Alajuelita y fue ocupada hace 8 años por una sobrina de su esposa cuando él estaba internado después de una cirugía de cáncer en la tiroides.
Aunque interpuso una denuncia, aún no se ha dado una orden de desalojo por parte de las autoridades del Juzgado de Trabajo y Familia.
“Esa casa yo la obtuve por medio de un contrato con el INVU en 1987, era de las casas que se estaban haciendo de bienestar social, está a nombre mío y tengo la escritura”, afirmó el señor.
El abuelo trabajó toda su vida como barredor y bacheador en la Municipalidad de San José, ahora se encuentra jubilado viviendo con una pensión por invalidez de 80 mil colones por mes que apenas le alcanza para comprar comida.
“Para ir al baño tengo que salir para ir a otro contenedor, el agua tengo que agacharme para coger de un tubito y lavar los trastes. La luz me la pasan por medio de una extensión desde una propiedad privada”, explicó.
Una vida de dolor
Al ciudadano de oro lo han operado de la columna y de cáncer, se ha quebrado la rodilla y por eso tiene una placa de metal.
Además es diabético, padece de ácido úrico y por eso usa bastón.
Tiene unas hernias que no le permiten trabajar vendiendo verdura, a lo cual se dedicaba hace unos años para ayudarse económicamente.
“Estoy muy cansado y quisiera tener un lugar digno para vivir; me dijeron que la denuncia tenía que pasar desde el Juzgado Civil al de Familia y que me estarían avisando; ya son 8 años de esto y yo deseando llegar a la casa para descansar”, agregó.
El adulto mayor tiene una hija de 44 años que vive en Punta Morales de Puntarenas, pero también es de escasos recursos.
“Me gustaría traérmela a vivir conmigo, ella está peor que yo, vive en Punta Morales; vive sacando pianguas, pescando o sacando cosillas del mar y apenas le alcanza para sostenerse”, contó don Edwin.
Edwin perdió su hogar y a su esposa
Don Edwin Cordero cuenta que su cónyuge padecía alcoholismo y eso había provocado bastantes problemas en la relación; incluso él debió irse de la casa antes de ser intervenido quirúrgicamente.
Durante su ausencia su esposa comenzó a vivir con otro hombre; también se llama Edwin, pero al fallecer la señora el sujeto se quedó en la propiedad.
Tiempo después, mientras el abuelo estaba en el hospital; la sobrina de su esposa, una mujer llamada Xinia Rojas Aguilar, habló con el señor que residía en el domicilio.
Se le iba a permitir quedarse ahí a cambio de ayudarle en los quehaceres del hogar.
Pero a los dos meses lo echó diciendo que era la casa de su familiar.
“Cuando salí del hospital me di cuenta que mi esposa estaba muerta, pero evité ir a la casa porque me llegaron a contar que la medio hermana de ella se había ido a vivir ahí y había dicho que si yo la sacaba me mandaba a matar. Entonces ni siquiera volví a ir y comencé a pelearla legalmente”, afirmó don Edwin.
La casa está a nombre de la pareja de ancianos
Xinia fue criada por su abuela y por eso lleva los mismos apellidos de doña Olendia, la expareja de don Edwin, a quien siempre vio como su hermana.
“Él puede tener la denuncia, pero vieras que yo soy la hermana de la fallecida, llevo un sucesorio y soy la que estoy a cargo. Él (don Edwin) tenía muchos años separado de la fallecida. Tuvimos una audiencia porque él quiere que le hagan un reconocimiento de hecho y no se da porque a él lo sacó de la casa el Inamu por agresor como a tres años de fallecer mi hermana y ella tenía otra pareja”, explicó Rojas.
Al consultarle a la señora a nombre de quién estaba la vivienda, respondió: “La casa tiene dos derechos, uno de mi hermana y otro de él (Edwin); cuando ella se vino a vivir aquí el INVU ocupaba que hubiera un núcleo familiar, entonces está a nombre de los dos”, finalizó.