San Pedro Sula- Un conductor de autobús fue asesinado la mañana de este lunes en la aldea El Carmen de San Pedro Sula, norte de Honduras.
La víctima fue identificada como Daniel Rivera de 48 años de edad.
Versiones preliminares indican que el conductor había salido desde la terminal de buses hasta la aldea El Carmen siguiendo la ruta normal diaria, cuando fue interceptado por sujetos desconocidos.
Un conductor de la ruta urbana del sector Los Cármenes de SPS ha sido asesinado esta mañana del lunes.
Las autoridades policiales recaban indicios en la escena para dar con los responsables, de manera preliminar es identificado como Daniel Rivera, de 48 años. pic.twitter.com/5ifSOoXThB
— Radio América HN (@radioamericahn) February 15, 2021
Según testigos del hecho violento, los hombres esperaban la unidad de transporte en ese sector de la ciudad industrial y sin mediar palabra le dispararon en reiteradas ocasiones.
Agentes de la Policía Nacional llegaron al lugar para acordonar la zona e iniciar a hacer las primeras indagaciones del suceso.
El personal de Medicina Forense se encargará de hacer el reconocimiento y levantamiento del cadáver a fin de establecer su identidad y trasladarlo a la morgue sampedrana donde será entregado el cuerpo a sus familiares, informó el medio local Proceso Digital.
Reducción de homicidios en 2020
No obstante, según datos de la Policía Nacional, Honduras registró en 2020 al menos 3.482 homicidios, cifra que fue menor a la de 2019, cuando sumaron 4.082.
La reducción de los asesinatos en parte se debió al confinamiento que vivieron las personas hondureñas en 2020 a raíz de la pandemia de COVID-19, que se comenzó a expandir en marzo, dijo a la prensa el portavoz de la Policía Nacional, Rigoberto Rodríguez quien agregó que -en 2020- también se registraron 44 "homicidios múltiples", en tanto que en 2019 hubo 66.
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Pese a que en 2020 hubo una disminución de 600 homicidios con respecto a 2019, la Secretaría de Seguridad registró en el año pasado un promedio de 37 crímenes por cada 100.000 habitantes, una tasa que sigue siendo muy alta para un país que no vive una guerra interna, según fuentes de organismos defensores de derechos humanos.
