Protestas en Chile por muerte de artista callejero abatido a tiros por un policía

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Un grupo de manifestantes se congregó este miércoles en la Plaza Ñuñoa, al oriente de la ciudad de Santiago, para protestar contra la liberación del sargento Juan González Iturriaga, acusado por el asesinato del malabarista callejero, Francisco Martínez, durante un control de identidad el pasado 5 de febrero.

El policía fue detenido y formalizado el pasado lunes por un tribunal de la localidad, que dispuso prisión domiciliaria total. Sin embargo, la Corte de Apelaciones de Valdivia accedió a la petición de la defensa y le otorgó libertad condicional con arraigo nacional mientras avanzan las investigaciones. 

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Según esta Corte, el acusado actuó en "legítima defensa", ya que presuntamente el malabarista se negó a mostrar su identificación. La sentencia desató nuevamente el rechazo entre los jóvenes chilenos, quienes salieron a las calles y fueron fuertemente reprimidos por Carabineros (policía).

Los asistentes, que empezaron a congregarse a las 19:30, hora local, fueron repelidos treinta minutos después con carros lanza agua, que también apuntaron contra las familias chilenas que disfrutaban la tarde en esta plaza.

Los principales hechos de violencia se concentraron en Avenida Irarrázaval, obligando a la suspensión temporal del tránsito. Sin embargo, los manifestantes, muchos a bordo de bicicletas, siguieron protestando bajo la consigna: El arte callejero no es delito. 

El asesinato de Francisco Martínez, de 27 años, ocurrió el pasado viernes en la localidad de Panguipulli, a 800 kilómetros al sur de la capital de Chile, cuando la policía abordó al artista callejero para realizar un control de identidad.

Según muestran imágenes difundidas a través de redes sociales, en el marco de este procedimiento, dos uniformados rodean y apuntan a Martínez, quien tiene en sus manos los machetes con los que hace malabares.

El arte callejero no es delito

Tras caminar pocos metros, uno de los agentes dispara en repetidas ocasiones contra el malabarista, que trata de escudarse detrás de una caseta de electricidad, donde también recibe detonaciones.

Segundos después, el malabarista sale del resguardo y corre hacia los agentes, pero cae al piso. Al incorporarse, otra vez recibe disparos y finalmente se desploma en mitad de la calle.