Carlos Alberto Urbina fue condenado a 14 años de prisión por abusar sexualmente de una joven, pero, la justicia, le concedió la libertad anticipada por haber cumplido con las tres quintas partes de la pena impuesta. Sin embargo, este castigo no fue vital para su resocialización como recluso o como un violador serial.
Después de salir de la cárcel, el hombre de 33 años continuó con sus actos criminales y con su actuar desproporcionado para agredir y asesinar mujeres.
La Fiscalía General de la Nación reveló que el depredador sexual buscó un sitio específico y se dirigió al municipio de Facatativá, en Cundinamarca. Allí, estuvo varios días observando los sitios de rumba, de aglomeraciones y, sobre todo, buscando a qué sitio llegaban las mujeres los fines de semana.
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En una zona especial, Carlos Alberto Urbina, tomó un local y montó un bar con música y licor a buen precio.
Los clientes y en especial, las mujeres, lo apreciaban por su buen comportamiento, amabilidad y cortesía. En pocos días, el bar se posicionó en la zona, los jóvenes acudían hasta altas horas de la noche los días lunes y martes.
Pero, según la policía judicial, Urbina Rojas, reactivó su mente criminal y seleccionó a dos jóvenes como sus posibles víctimas. Su último acto lo planeó y lo ejecutó contra Juliana Andrea Molina, de 21 años.
Esa noche, la mujer llegó con una amiga al bar, estuvieron varias horas hablando con el dueño, escucharon música y luego él les pidió un taxi. Este evento fue grabado por el mismo depredador sexual.
Juliana nunca llegó
Las jóvenes salieron del sitio y tomaron el vehículo, pero Urbina, rápidamente tomó su casco y se subió en su motocicleta. Siguió sigilosamente al taxi y cuando Juliana Andrea intentó ingresar a su residencia, el hombre desapareció con ella.
Según, relató la Fiscalía, la mujer fue, al parecer, llevada nuevamente al bar, donde el violador serial la agredió sexualmente y luego la estranguló.
Luego del hecho, el delincuente tomó el cuerpo y lo llevó a pocos metros de su establecimiento, donde para ocultarlo, lo cubrió con varios plásticos y escombros.
Sin embargo, los investigadores del caso ocuparon y allanaron el bar, encontrando ropa íntima de la víctima y el bolso que llevaba esa noche de los hechos.
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La policía judicial sigue con las averiguaciones de este caso y no se explican por qué el victimario dejó rastros o evidencias para que lo descubrieran.
Por ejemplo, grabó por varias horas el encuentro que tuvo con su última víctima en el bar, donde cometió la agresión y el asesinato. Allí dejó al descubierto las prendas de la víctima y siguió utilizando su teléfono celular para que lo ubicarán en la frontera con Ecuador.
Finalmente, Urbina fue castigado por el delito de feminicidio y recibió una condena de 43 años de prisión.