La Policía brasileña detuvo a un hombre de 52 años sospechoso de haber violado a dos hijas suyas y tres sobrinas en la ciudad de Linhares, en el estado de Espírito Santo (sureste), informaron este martes fuentes oficiales.
Los presuntos abusos ocurrieron a lo largo de quince años, entre 2005 y 2020, pero solo se empezaron a investigar a partir de la reciente denuncia de su última víctima, una sobrina de siete años, según señaló la Policía Civil de Espírito Santo en una nota.
La madre de la niña se enteró de la agresión al leer una conversación de WhatsApp que tuvo su hija con una compañera de la escuela en la que esta aseguraba a su amiga que había sido abusada sexualmente. Fue entonces cuando la madre preguntó a su hija lo que había ocurrido y, acto seguido, acudieron a la Policía para denunciar los hechos.
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La niña fue examinada por un equipo médico pericial que constató la violación, con la rotura del himen, de acuerdo con las autoridades brasileñas.
Cerca de un mes después, su hermana, actualmente con 18 años, se presentó en la comisaría para comunicar que también había sido violada por su tío cuando tenía entre 12 y 13 años de edad. Después de esa segunda denuncia, dos hijas del investigado, hoy adultas, también decidieron comparecer ante las autoridades para relatar que sufrieron abusos parecidos cuando estaban cerca de cumplir diez años. La semana pasada, una tercera sobrina acusó a su tío igualmente de haber abusado de ella.
"Él les daba dulces, se hacía pasar por una buena persona"
Las víctimas nunca comentaron las agresiones en el seno de la familia, por lo que ninguna sabía que sus parientes también habían pasado por situaciones similares. "Él les daba dulces, se hacía pasar por una buena persona, pero se aprovechaba de esa aproximación para llevar a las menores a locales apartados de otras personas y practicar actos criminales", indicó en la nota la comisaria del caso, Silvana Soeiro. "Les tocaba las partes íntimas, introducía sus dedos y llegó a la conjunción carnal", completó la jefa policial.
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Las supuestas violaciones siempre ocurrieron en la ciudad de Linhares, una pequeña localidad de cerca de 180.000 habitantes y situada a unos 135 kilómetros de Vitoria, la capital regional. Con base a los testimonios de las víctimas y los informes periciales, la Justicia brasileña decretó el sábado pasado prisión preventiva para el acusado, que fue detenido dos días después en su residencia sin oponer resistencia.
