Miles de migrantes hondureños en caravana avanzaron este viernes en su recorrido en el norte de Guatemala para llegar a México y continuar rumbo a Estados Unidos, aunque el gobierno mexicano desplegó militares y agentes migratorios para impedir su ingreso.
Por momentos bajo aguaceros y otros azotados por el inclemente sol, los migrantes caminaban por el norte guatemalteco húmedo y tropical, tras haber ingresado el jueves en estampida rompiendo un cerco militar en la línea fronteriza.
Según las autoridades migratorias guatemaltecas, unos 3.000 hondureños entraron al país y este viernes la mayoría seguía disperso en el norte, mientras que un segundo grupo más reducido optó por intentar entrar a México caminando hacia el suroeste, a la frontera de Tecún Umán.
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El ingreso abrupto llevó al presidente Alejandro Giammattei a decretar la noche del jueves un estado de prevención por 15 días en seis departamentos del noreste y ordenar "que sean detenidos (…) todos" los hondureños "que hayan entrado ilegalmente" al país, violando las leyes migratorias y sanitarias contra la covid-19.
Asimismo, afirmó que los detenidos serán entregados a las autoridades hondureñas en la frontera de Corinto, una zona con plantaciones de banano y palma africana.
Al iniciar su camino en Guatemala, los migrantes, que avanzan dispersos y en grupos, no encontraron fuertes operativos policiales.
Sin embargo, tras recorrer cientos de kilómetros se encontraron con un retén de policías y soldados en el poblado de Poptún que les bloqueó el paso y más de un millar de hondureños permanecían a la orilla de la carretera mientras dialogaban con los uniformados para que les permitieran continuar a la frontera.
Algunos, iracundos, expresaron su malestar y amenazaron con incendiar vehículos de la prensa, pero luego desistieron.