El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) detuvo a dos mujeres sospechosas de proxenetismo en San Carlos, Costa Rica.
La captura de ambas se llevó a cabo este jueves por la tarde, luego de que agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de San Carlos, en colaboración con la Sección Especializada en Violencia de Género, Trata de Personas y Tráfico Ilícito de Migrantes, realizaran dos allanamientos simultáneos, uno en Platanar de Florencia y otro en La Cruz de Quesada.
Según la versión suministrada por las autoridades, las sospechosas, de apellidos Aguilar Murillo y Solís Álvarez, operaban actualmente de manera independiente; sin embargo, se cree que en algún momento incurrieron juntas en el delito de proxenetismo agravado.
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Wálter Espinoza Espinoza, director de la Policía Judicial, dijo que la investigación permitió determinar que las mujeres tenían precios establecidos entre ¢25.000 y ¢50.000 por hora, con lo que sus ganancias siempre eran de un 10%.
Agregó que Aguilar era conocida como La Patrona, mientras que Solís fue identificada con el alias de La Macha.
“Esta investigación está relacionada con el ofrecimiento a terceros de servicios sexuales por medio de redes sociales y contactos telefónicos. En este caso se logró establecer que son dos mujeres quienes prostituían a jóvenes, para obtener ganancias a partir de este ilícito.
Captura en las afueras de hotel
De acuerdo con los datos suministrados por el OIJ este viernes, la captura de Solís fue hecha afuera de un hotel que se ubica camino a Pital de San Carlos, Alajuela.
Al momento de la aprehensión, La Macha iba acompañada de dos víctimas, una costarricense y una nicaragüense, quienes, en apariencia, darían un servicio sexual solicitado por un cliente.
Posterior a esa intervención, a la mujer le allanaron su casa, localizada en el barrio La Cruz de Quesada.
Asimismo, a Aguilar se le detuvo en barrio Platanar de Florencia, donde se encuentra su domicilio.
Ofrecimiento de fotos en negocio
La Policía Judicial informó de que además de las ganancias del servicio sexual, las mujeres cobraban por compartir a los clientes fotografías de las víctimas.
Detallaron que los interesados realizaban depósitos bancarios de hasta ¢20.000 por 10 imágenes, ya que el costo de la foto era de ¢2.000.
Aparentemente, uno de los lugares donde Solís mostraba las gráficas era en un local comercial en el centro de San Carlos, donde usaba como mampara los trámites de licencia para cometer el delito.
Se presume que hay al menos siete víctimas de las dos mujeres