Che Guevara constituye ejemplos de continuidad revolucionaria

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Protagonistas de proezas militares en defensa de la Independencia, la justicia y abanderados de un pensamiento social de avanzada, el general Antonio Maceo Grajales (1845-1896) y el comandante argentino-cubano Ernesto Che Guevara de La Serna (1928-1967) constituyen ejemplos de continuidad revolucionaria.

Llegados al mundo ambos el 14 de junio, sus ejecutorias confirman similitudes, que rebasan la fecha de nacimiento.

Natural de Santiago de Cuba y formado en una familia campesina mestiza enemiga de la discriminación socioeconómica impuesta por la metrópoli española, el patriota, junto a toda la familia Maceo-Grajales, estuvo entre los primeros en unir a las tropas insurrectas cuando Carlos Manuel de Céspedes proclamó en Yara el grito de independencia.

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Foto: TeleSur

Sus hazañas durante la Guerra de los 10 Años y la firmeza de su ideal independentista y antiesclavista le proporcionaron gran ascendencia entre las fuerzas insurrectas.

Por eso después de la claudicación sin libertad ni abolición de la esclavitud concretada en el Pacto del Zanjón, encabezó la Protesta de Baraguá, acción que marcó definitivamente el paso del liderazgo separatista a manos de los sectores más populares y radicales.

Durante la etapa de tregua revolucionaria (1878-1895), mantuvo viva la llama de la rebeldía junto a otros emigrados y en 1895, al llamado de reiniciar la contienda bajo el liderazgo de José Martí y la conducción del Partido Revolucionario Cubano, participó junto a este último y Máximo Gómez en la reunión de La Mejorana para definir la estrategia a seguir.

Su destreza como artífice del arte militar quedó confirmada con el cumplimiento de la misión estratégica de encabezar la invasión que partió de Mangos de Baraguá y llevó la tea de la revolución hasta el extremo más occidental de la isla.

De retorno al este, cayó en combate el 7 de diciembre de 1896 en la finca San Pedro, en La Habana, tragedia que le impidió concluir su propósito independentista en Cuba.

Egresado de Medicina en Argentina, el doctor Ernesto Guevara entró en contacto con revolucionarios cubanos que se encontraban en Guatemala durante el Gobierno revolucionario de Jacobo Arbenz, entre ellos, varios participantes en el asalto al cuartel Moncada, en 1953. 

Su apoyo a la resistencia contra el golpe de Estado organizado en 1954 por la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos lo obligó a emigrar a México, donde conoció a Fidel Castro, y fue uno de los primeros en sumarse a los preparativos de la expedición del yate Granma.

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Tras el desembarco y el revés de Alegría de Pío (diciembre de 1956) y por sus méritos revolucionarios se erigió en el primer integrante del Ejército Rebelde ascendido a comandante y jefe de una columna.

En el desarrollo de la contienda cumplió las más difíciles misiones en el enfrentamiento al enemigo, la preparación de las tropas y el empleo de la comunicación social como un arma de combate.

Junto al comandante Camilo Cienfuegos fue el otro jefe de columna designado, a finales de agosto de 1958, para realizar la invasión hacia el oeste del país. Le correspondió unificar las fuerzas rebeldes en la entonces provincia de Las Villas y batir al enemigo en ese territorio.

Luego de una marcha llena de penurias, el 30 de diciembre de 1958 fuerzas comandadas por él asestaron un golpe demoledor a la dictadura de Fulgencio Batista en la batalla de Santa Clara.

Esta acción y las victorias en el Primero, Segundo y Tercer Frente, bajo las órdenes de Fidel, Raúl Castro y Juan Almeida, respectivamente, provocaron la caída del régimen dictatorial.

Después del triunfo del 1 de enero, le fue conferida por sus méritos la nacionalidad cubana y ocupó los cargos de presidente del Banco Nacional y ministro de Industrias.

Consecuente con su ideario internacionalista, en la década de 1960 marchó al Congo al frente de una columna guerrillera, para luego reiniciar la gesta guerrillera en Bolivia el 3 de noviembre de 1966 para romper el sometimiento de Suramérica a Estados Unidos.

Al frente del Ejército de Liberación Nacional de ese país andino fue capturado en un combate desigual el 8 de octubre de 1968. Por órdenes de la CIA lo asesinaron 24 horas después en la zona conocida como La Higuera.