ERANDIQUE, Lempira. Profanadas y sin osamentas fueron encontradas algunas tumbas, en un cementerio del municipio de Erandique, Lempira, el 10 de mayo, cuando pobladores se disponían a dejar sus ofrendas florales con ocasión del Día de la Madre en Honduras.
El saqueo de los sepulcros se dio de manera misteriosa, por parte de malvivientes que aprovecharon la falta de vigilancia en los panteones, ante la emergencia nacional por COVID-19. Sin embargo, según algunos pobladores, los saqueadores serían brujos de pueblos cercanos.
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El inusual hecho alarmó a los pobladores del municipio en mención, ya que el domingo pasado, quienes descubrieron la escalofriante escena fueron algunas personas que llegaron al camposanto, para conocer si había permiso para colocarles flores a sus progenitoras ya fallecidas.
Según testigos que lograron tomar fotos y las publicaron en las redes sociales, a cuatro tumbas les robaron los esqueletos, por lo que ahora se preguntan si la extracción de las osamentas la hizo personal de Medicina Forense, si fueron ladrones o brujos con otro tipo de intenciones.
¿De quién son los huesos?
Después del hallazgo, la noticia se difundió en el municipio de Erandique. Los habitantes reaccionaron con asombro y preocupación, porque precisamente el hecho se conoció la mañana del Día de la Madre y quienes tienen sepultadas a sus mamás en el lugar, temieron que sus restos mortales hubieran sido sacados de sus tumbas.
Sin embargo, al cementerio se presentaron miembros de la Policía Nacional para iniciar las investigaciones y conocer a quién pertenecían los esqueletos, si se trataba de restos de hombres, de mujeres o niños.
Asimismo, indagan quién pudo estar interesado en sustraer los huesos y con qué finalidad. De momento, no se ha conocido ningún informe al respeto, pero la población está a la expectativa, para conocer de quién eran los cadáveres que se llevaron y dónde los tienen.
Ese tipo de hechos no se habían registrado en esa comunidad, sin embargo, en abril del año pasado se denunció que, en el municipio de La Entrada, Copán, de ese vecino departamento, también estuvieron profanando tumbas en un cementerio.
La conclusión preliminar a la que llegaron los habitantes de este sector occidental, es que se trató de personas que bajo los efectos de las drogas y el alcohol destruyeron los sepulcros y se llevaron las osamentas, pero no identificaron a los maleantes.
Datos
El robo de osamentas de los cementerios, en los últimos años, se ha convertido en una práctica común en Latinoamérica, ya que los mismos son usados en los trabajos de santería y magia negra más caros, por lo que se cotizan muy bien en el mercado de insumos para brujos y santeros, informó el medio local La Tribuna.