1- Padecen los pobres y los pueblos originarios frente a la pretensión violenta de arrebatarles el rumbo de prosperidad de la última década y la esperanza de nación pluricultural que crezca con equidad y autodeterminación.
2- Solo la movilización social y política del pueblo boliviano, del MAS, de sus organizaciones sindicales y comunitarias, podrán revertir el rompimiento del orden constitucional que busca truncar la democracia popular legítima, para restablecer el modelo excluyente, racista, oligárquico y proimperialista que prevaleció durante el siglo XX.
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3- La complicidad de actores externos que guardan silencio o pretenden justificar lo injustificable, la injerencia desestabilizadora de Estados Unidos y sus agentes locales e internacionales, algunas cadenas de comunicación en plataformas convencional y virtual que desinforman y manipulan, se sesgan y articulan para socavar las conquistas populares que, a través de mecanismos electorales, han restablecido la democracia social participativa.
4- En Bolivia se gesta un nefasto precedente que confirma que, opciones verdaderamente democrática, con modelo político- económico auténtico, que restaura derechos y reivindica en los pueblos su dignidad, son atacados sin escrúpulos, sin importar los procesos electorales, obviando lo que pregonan, que es pura apariencia para preservar el poder excluyente. El gobierno del MAS ha ganado con contundencia todas las elecciones populares desarrolladas de conformidad al procedimiento constitucional, y en el marco de lo aceptado internacionalmente. Sin embargo, esa opción política victoriosa, no ha sido de la simpatía de Estados Unidos ni de la oligarquía conservadora, promotores del “capitalismo salvaje”, quienes han visto en los avances económicos y sociales de Bolivia, el mejoramiento del desarrollo humano, la reducción de la pobreza y el crecimiento económico, un “mal ejemplo” en América Latina que resulta intolerable, porque es incompatible a modelos hegemónicos de dependencia externa, concentración del capital, explotación onerosa de los recursos naturales, sumisión y exclusión social
5- El gobierno del MAS, desde la cosmovisión de los pueblos originarios, que representan más del 62%, y la diversidad sociocultural de 11 millones de habitantes que conviven en el extenso territorio de un millón de kilómetros cuadrados (dos veces Centroamérica),
ha promovido la paz y la armonía de la sociedad humana con la naturaleza, el respeto a la vida, la convivencia comunitaria y el derecho de los pueblos a preservar su cultural y determinar su futuro dentro de una nación común. Esa utopía posible, en proceso de avanzar en su realización, es rebeldía inaceptable por el imperio neocolonial.
6- Evo Morales, presidente constitucional del Estado Plurinacional de Bolivia, aymara, sindicalista, humanista, sencillo, comprometido con su pueblo y sembrador de esperanzas para América Latina, fue obligado a renunciar por “solicitud” de las jefaturas del Ejército y la Policía, frente a la provocación violenta promovida por quienes perdieron la elección general en primera vuelta y no están interesados en someterse a los resultados electorales en otra contienda cívico-electoral, dónde Evo y el MAS, tienen posibilidad real de volver a vencer. Por eso apelan al caos y a usurpar la presidencia “de facto”, se “autoproclaman” e invisten bajo tutela militar, configurando un típico golpe de estado. Nefasto precedente! Retroceso! No son los procesos electorales ni el orden constitucional lo que interesa al poder tradicional e imperial, sino la conveniencia de preservar su hegemonía y desplazar al costo que sea, cualquier otro que se le oponga, independientemente de la intención del voto de sus ciudadanos.
7- Tres poderes reales son claves para preservar un modelo político: la organización político-social, la economía y las fuerzas armadas-de seguridad pública. El gobierno democrático y popular de Bolivia, en el período 2006-2019, avanzó en fortalecer la organización político-social y el ámbito económico que dio posibilidad de prosperidad y distribución más equitativa. El tercer factor, las fuerzas armadas y de seguridad pública, entidades de más de un siglo de existencia, mantuvieron, a pesar de algunas reformas por la profesionalización, su estructura jerárquica, la histórica cultura organizacional, no se cultivó suficiente el patriotismo con autodeterminación, el respeto al orden constitucional con visión popular, incluyente y multicultural, hacia la solidaridad y la equidad. Estos eran, por lo tanto, un eslabón frágil y vulnerable a la influencia externa y a la manipulación interna, quienes, frente a la obligación de fidelidad constitucional, conspirarían y asumirían, para inclinar la balanza, una posición retrógrada, conservadora, influenciada por intereses ajenos. Aunque esas instituciones armadas cuentan con componentes afines al gobierno constitucional, podrían estar divididas, pero los mandos principales y algunos núcleos de sus unidades, han sido artífices del golpe. Recuerdo la vieja consigna en Nicaragua que sigue siendo válida: “Pueblo, ejército, unidad, garantía de la victoria!”.
8- La denuncia internacional, la movilización solidaria y comprometida por la paz de todos los países y organizaciones democráticas, de los creyentes de buena voluntad, por humanismo y amparados en el derecho, debemos articular de manera contundente el rechazo a lo que es ilegal, injusto y dramático, repudiable para el pueblo de Bolivia y el mundo. Debemos hacer sentir nuestra solidaridad a Bolivia en su lucha por restablecer la legitimidad para construir su futuro y la fortaleza alcanzada en la organización política-social activa y movilizada, podrá ser capaz de resistir y vencer al embate retrógrada que se ha iniciado.
9- Se impondrá la razón frente a la sin razón, la verdad frente a la falsedad golpista, el derecho frente a la ilegalidad, la prosperidad frente a la destrucción que promueve atraso y exclusión.
El futuro siempre será nuestro
¡Tras los pasos de independencia de Bolívar y Sandino: adelante Bolivia!