Hace poco más de seis meses que Hazel dio a luz a un bebé cuyo padre le cuadruplica la edad. Vive en una colonia que es bastión de una pandilla y nadie de su familia vio como anormal, y menos como delito, que aquella niña flaquita quedara embarazada poco antes de cumplir los 12 años.
El pasado 30 de abril su parto fue atendido en el hospital Molina Martínez, refieren personas que la conocen. A pesar de que según las leyes salvadoreñas en favor de la niñez, es un hecho que Hazel fue violada, el Estado salvadoreño no ha hecho nada para castigar al culpable: un reconocido pandillero del mismo vecindario, al norte de Soyapango.
El artículo 159 del Código Penal salvadoreño determina que, “El que tuviere acceso carnal por vía vaginal o anal con menor de quince años de edad (…) será sancionado con prisión de catorce a veinte años”.
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De acuerdo con tales datos proporcionados por el departamento del registro familiar de la alcaldía de Soyapango, entre el 5 de abril y el 14 de agosto de este año, 44 menores de edad residentes en ese municipio, asentaron a sus hijos en esa comuna.
De esas 44 menores, por lo menos nueve tenían 15 años o menos cuando fueron a registrar a sus hijos. En términos judiciales, eso equivale a decir que al menos nueve hombres cometieron el delito de violación en menor o incapaz, por lo cual deberían ser condenados a penas de prisión entre los 14 y 20 años.
De acuerdo con habitantes de la colonia donde vive Hazel, el padre del bebé de esa niña es un pandillero a quien solo conocen con el alias del Viejo Wayno.
Éste es un hombre que aparentemente sobrepasa los 40 años de edad, muchos de los cuales los ha pasado inmerso en el mundo de las pandillas y, desde luego, también en la cárcel.
Toda una familia de pandilleros
De acuerdo con las fuentes, Hazel es parte de una familia que en su mayoría son miembros de pandillas. Ella misma es hija de una mujer que lleva su mismo nombre, quien hasta hace unos tres años pertenecía a la misma pandilla que sus hermanos y sobrinos.
La madre de Hazel se fue de esa colonia y dejó a su hija al cuidado de Erlinda, es decir, que la dejó bajo la responsabilidad de la abuela.
Según los informantes, los ocho hijos de Erlinda están vinculados a diversas clicas de la misma pandilla.
Eran ocho en total. Algunos están presos, uno está muerto (murió de leucemia), otros están en libertad; excepto la madre de Hazel, los demás están vinculados con la pandilla que controla la vida del vecindario donde vive Hazel.
Dos de ellos son palabreros y cada uno tiene tres hijos. Los tres hijos de uno de esos cabecillas están residiendo en Guatemala, afirmaron fuentes de este Diario.
En total, los nietos de Erlinda son 13, de los cuales únicamente dos no están involucrados, según la percepción de los informantes.
Entre estos 11 nietos, está un niño de tan solo unos ocho años quien ya colabora con la pandilla haciendo labores de poste, esto es, vigilando movimientos de policías o soldados o el ingreso de desconocidos a la comunidad, así como avisando sobre los vendedores ruteros que cada día llegan para poder rentearlos, es decir, exigirles dinero.
De acuerdo con quienes conocen el caso de esa niña, está demás decir que la abuela o tías de la niña no han hecho ninguna acción legal contra el pandillero que la embarazó y que tampoco es solo padre del bebé de Hazel, informó El Diario de Hoy.