“La Mataviejitas”: Se convirtió en asesina serial por el odio a su madre

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Juana Dayanara Barraza Samperio fue condenada a 700 años y 59 días de prisión, por 17 crímenes en los que la fiscalía logró comprobar su participación, pero en realidad se cree que mató a más de 40 mujeres de la tercera edad durante principios del 2000 en México.

¿Por qué mataba solo ancianas? “Yo odiaba a las señoras porque mi mamá me maltrataba, me pegaba, siempre me maldecía y me regaló con un señor grande”, respondió Samperio.

Ana María de los Reyes Alfaro fue la última víctima, el error que cometió fue dejar entrar a Samperio a su casa la mañana del jueves 26 de enero de 2006. Reyes tenía 89 años y fue estrangulada con la manguera de un estetoscopio.

Samperio mostró a su víctima documentos falsos, instrumentos médicos y le dio un discurso donde le prometía gestionar apoyos económicos a personas de la tercera edad.

Después del asesinato de Ana María fue capturada porque cometió un error. A diferencia de sus otras 40 víctimas, era una anciana que no vivía sola, pues rentaba un cuarto de su casa a un hombre y fue él quien dio aviso a la policía.

 

Minutos después de haberle quitado la vida a Ana María, Juana Barraza fue encontrada casi en flagrancia y detenida en la colonia Moctezuma de la capital mexicana, cuando tenía 48 años.

Según las investigaciones, Juana Barraza habría estrangulado a 17 mujeres mayores de 64 años de edad entre 2002 y 2006. Además, algunas de sus víctimas sufrieron abuso sexual.

Se estima que el número de víctimas podría ser más de 40, pero la Fiscalía solo encontró pruebas de 17 casos. Los retratos hablados de la policía condujeron a la elaboración de un busto de arcilla de un hombre fornido, pero afeminado. Las autoridades creían que se trataba de un travestí o un transexual, según publicación de Infobae.

“La Mataviejitas” se hacía pasar por enfermera, asistente médica o promotora social, elegía a sus víctimas, todas mujeres de la tercera edad que vivieran solas.

Después de escoger a sus víctimas se encargaba de ganarse su confianza. Ella, al igual que todos los asesinos seriales, contaba con un patrón particular para matar a las ancianas: primero las golpeaba, a veces las apuñalaba y abusaba sexualmente, después las estrangulaba.

Además, en tres caso la Policía encontró en poder de las víctimas una copia de “El niño del chaleco rojo”, obra de Paul Cézanne.

Los pocos testigos que la vieron después de cometer los crímenes dijeron que siempre vestía con atuendos color rojo.

Después de ser capturada, Juana Barraza no mostró ningún arrepentimiento de sus actos, incluso dijo que escogía a sus víctimas por necesidad económica y que el único homicidio que había cometido era el de Ana María.

La otra cara 

 

Juana Barraza, además de una asesina serial, también era una profesional de lucha libre y era conocida como “La Dama del Silencio”, nombre que escogió en honor a “La Santa Muerte”, culto en el que ella creía.

La primera sentencia que recibió por los crímenes fue de 700 años 59 días, después de 12 años y medio en prisión diría: “No sé quién vaya a vivir esos años, pero, al paso que voy no creo que yo lo haga”.

Después, su condena se redujo a 50 años. Cuando cumplió 9 años recluida en la cárcel de Santa Martha Acatitla encontró el amor y se casó con un recluso de alta peligrosidad que también estaba dentro del mismo penal. Después de un año de relación, se casaron en 2015 en una boda colectiva con otras 48 parejas en Santa Martha.

Sin embargo, la historia de amor no duró mucho tiempo porque la pareja se separó antes de cumplir su primer aniversario.

Ahora, ella sigue recluida y según entrevista que ha dado a medios mexicanos, morir dentro de la cárcel no es su plan y de lo único que se arrepiente es no poder estar con su familia.

En una ocasión dijo “que se sentía contenta con su vida” y que “duerme tranquila en las noches”.