Las autoridades de Brasil encontraron este lunes a 57 personas muertas al interior de cuatro prisiones de la ciudad de Manaos, capital del estado de Amazonas (noroeste), informó la agencia Efe.
La Secretaría de Administración Penitenciaria (Seap) informó que las muertes ocurridas en los centros penitenciarios, como consecuencia de riñas al interior, tenían marcas de asfixia.
Los hechos ocurrieron en los siguientes centros penitenciarios: Complejo Penitenciario Anísio Jobim (Compaj), Instituto Penal Antônio Trindade (Ipat), Unidad Prisionera del Puraquequara (UPP) y Centro de Detención Provisional Masculino (CDPM 1).
El domingo 26 de mayo, una pelea en el Complejo Penitenciario Anísio Jobim, cuando familiares realizaban visitas, dejó 15 internos muertos.
De acuerdo con Seap, citada por medios locales, fue hasta el lunes que las autoridades brasileñas lograron controlar la situación.
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Brasil suma la tercera mayor población carcelaria del mundo con 726.712 presos (en 2016), que generalmente viven en condiciones de hacinamiento sórdido y bajo el mando de facciones que se disputan el control del tráfico de drogas y se libran a frecuentes y sangrientos ajustes de cuentas.
Inmediatamente después de ocurrida la tragedia en el Compaj en 2017, otra masacre se produjo en el también estado norteño de Roraima, cobrando la vida de otros 33 reclusos.
La crisis carcelaria afecta varias regiones del país. Este año comenzó con una onda de unos 80 ataques a edificios públicos, agencias bancarias, autobuses y gasolineras en el noreste del país en represalia al anuncio de medidas de endurecimiento del control de las cárceles, desde las cuales operan jefes de varias organizaciones de narcotraficantes.